Hace 10 años, Armando Díaz entró al sueño de tener su propia sala teatral. Hoy se despertará y lo verá hecho realidad: el espacio artístico que lleva su nombre abre sus puertas en El Cadillal sobre la ruta 347, frente a la escuela Ramón Carrillo.

La inauguración no podría ser de otra forma que con teatro. A las 21, entre brindis y celebraciones, subirá a escena la comedia “Mujeres en pandemia”, con Analía Ruiz, Huerto Bravo Iñigo y Andrea Meone, para hablar de las relaciones humanas laborales, familiares, virtuales, afectivas y sexuales en este tiempo.

“Tenemos mucha expectativa por la respuesta de los vecinos y del público en general. Los turistas van a conocer un paraíso a 20 minutos del centro. Apuntamos a que sea un espacio de inclusión de todas las disciplinas artísticas y culturales: que haya teatro, música, danza, conferencias, congresos, reuniones, venta de discos y libros, galerías de comercio y de arte, sala de exposiciones... Queremos que sea un punto de encuentro para niños, jóvenes y adultos, ya que la comunidad de la zona lo necesita. No existe un espacio independiente relacionado con el arte acá”, afirma Díaz en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cómo está pensado?

- Todo el diseño fue nuestro, supervisado por profesionales. Llegamos con una sala con capacidad para 200 espectadores en planta baja y un balcón en forma de herradura; hay dos habitaciones para que los grupos que vengan de gira puedan pernoctar. Es un lugar polifuncional para montar diversos espacios escénicos, porque el escenario estará a ras del piso. La sala tiene 15 metros por 12 metros, con una altura de ocho metros. Los pasillos son amplios y cuenta con todas las medidas de seguridad y baño para personas con movilidad reducida.

- ¿Por qué demoraron tanto tiempo en construírla?

- Este proyecto nace en el seno familiar; con mi esposa María Isabel Arévalo (a quien le agradezco eternamente, como a nuestra hija Sofía) tuvimos la idea de comprar un terreno en algún lugar de descanso, conseguimos una propiedad de grandes dimensiones y empezamos a construir, pero las cuestiones económicas fueron determinantes. Al empezar, el cemento costaba $32 la bolsa; actualmente, $750. La construcción aumentó el 2.000%. No puedo precisar la inversión total, pero tengo el detalle de todos los gastos. A la Provincia no le solicitamos aportes; mientras que el Instituto Nacional del Teatro nos dio subsidios para adecuación de sala con el cual compramos los extinguidores, luces de emergencia y modificamos las salidas, y dos Podestá, que nos permitieron cubrir el último tramo y la adecuación sanitaria.

- Tu grupo El Circo se especializa en espectáculos infantiles con escuelas, lo que se paralizó en pandemia.

- Esperamos que la situación sanitaria mejore y que el COE autorice nuestro proyecto de visita guiada al Cadillal para conocer sus paisajes y luego ir al teatro con alguna obra infantil, acompañado de un desayuno o merienda. Será una salida pedagógica cultural y recreativa completa.

- ¿Hay agenda de inmediato?

- En marzo vendrá el grupo Teatro en la Luna con “Chantapufi y Zátrapa Lazareando”; “La denuncia”, de Rafael Brussa con dirección de Rafael Nofal; Sandra Maldonado y el ballet del Centro Andaluz con “El show flamenco”; Manojo de Calles con “La fuga”, dirigida por Verónica Pérez Luna; y en abril habrá chocolate concert con espectáculos infantiles de El Circo y “El avaro” de Moliere para colegios secundarios.

- ¿Qué implica asumir el riesgo de tener una sala?

- Estar al frente de una sala obliga a garantizar su mantenimiento; atender al personal en relación de dependencia, al cual le tenés que pagar un sueldo te vaya bien o mal; los servicios mensuales, que son altos... Pensamos dinamizar el lugar con cursos, talleres, funciones vendidas y un mini bar con comidas regionales. Pero tener el teatro propio es el sueño de todo teatrista.