En 2006, cuando Jorge Solari llegó al “Decano” con una larga trayectoria en el fútbol, dijo que Atlético era un “gigante dormido” y que las claves para la reacción que necesitaba, en ese momento, era apostar por una masa societaria multitudinaria y por las inferiores.
Casi 15 años después, se puede decir que el primer punto todavía está en deuda. Aunque sin saber los números exactos, la realidad indica que a pesar del tiempo que pasó, los 20.000 socios con los que soñaba el “Indio” todavía siguen siendo una utopía. Como contrapartida y luego de apostar por un proyecto a largo plazo, Atlético, de a poco, empieza a ver los frutos de las inferiores.
“Para nosotros es un orgullo que tantos chicos de las divisiones formativas estén en el plantel superior, eso nos genera alegría y nos motiva a seguir trabajando”, comentó Martín Anastacio, “DT” de la Reserva que el viernes le ganó 2-0 a Central Córdoba.
La Reserva es el último escalón que tienen los cientos de futbolistas que juegan en las categorías formativas e infantiles de Atlético, y que en los últimos años comenzaron a alimentar al plantel profesional.
Sin ir más lejos, en el plantel de Omar De Felippe tienen 14 jugadores que vienen de la Reserva. Daniel Ibáñez, Agustín Lagos, Nicolás Romero, Camilo Albornoz, Sergio González, Walter Juárez, Abel Bustos, Kevin Nickler, Hernán Rosales, Kevin Isa Luna, Nicolás Laméndola, Jonás Romero, Ignacio Daniel Maestro Puch y Ramiro Ruiz Rodríguez alternan entre las prácticas con el plantel de Primera.
“La semana por ahí es diferente. Tenemos un grupo de chicos fijos de la Reserva y otros que van y vienen. Por lo general lunes y martes podemos trabajar con todos juntos”, explicó el entrenador.
La relación entre los técnicos de ambas categorías es buena, según el protagonista. “De Felippe viene a los entrenamientos, va a ver los partidos. Que el entrenador del primer equipo le dedique su tiempo les hace muy bien a los chicos, los motiva”, analizó Anastacio.
El entrenador de la Reserva es el responsable de mantener el equilibrio entre sus dirigidos, motivar a los que todavía no fueron promovidos y acompañar la transición de los que alternan. Con ese panorama, el resultado del fin de semana termina siendo secundario.
“El objetivo que tenemos es trabajar en el día a día para que la mayor cantidad de chicos llegue al plantel superior. Nosotros formamos jugadores, en el futuro empezaremos a mirar las tablas”, detalló el técnico.
Atlético, con la llegada de Martín Anastacio, ganó un técnico serio, competitivo y que además se amoldó muy bien a las divisiones formativas. Es motivador y exigente, pero lo que resaltan algunos de sus dirigidos es su humildad. Fue campeón de la Liga Tucumana en 2014 con La Florida, 2015 con Ñuñorco, 2016 y 2019 con Atlético. “Estoy muy contento con mi presente en el club. En 2019 salimos campeones en la Liga, con los chicos que hoy están en Primera. Eso es un orgullo para mí”, cerró el “DT”.
Solari marcó el camino, otros tomaron la posta, los éxitos serán disfrutados por los hinchas. En Atlético, los pibes juegan.