Este verano fue para Tafí del Valle, sin lugar a dudas, muy distinto de los anteriores. Atravesados por la pandemia, los diferentes sectores se prepararon para la llegada de turistas y dar vuelta la página a un 2020 caracterizado por la quietud, la incertidumbre y la falta de trabajo. Con pros y contras, la temporada se puede definir como atípica para todos, caracterizada por una gran afluencia de veraneantes, que generó imágenes inéditas en la zona y su consecuente repercusión en la circulación del dinero.
Más que nunca antes, los Valles Calchaquíes se convirtieron en el lugar preferido por los tucumanos para descansar. Temperaturas agradables y el verde de las montañas que pintan un paisaje diferente en las distintas horas del día se fusionan con una oferta hotelera, comercial y gastronómica pujante, que ya puede arrojar sus primeras conclusiones con lo vivido en enero.
Del cierre a la reapertura
Dante Orellana fue uno de los impulsores de la galería de artesanos que se encuentra en el corazón de la villa turística. Por la cuarentena, los negocios del paseo tuvieron que estar cerrados la mayor parte del año pasado, pero encontró una alternativa que le permitió seguir generando ingresos. “Logramos habilitar la venta de comestibles como minisúper porque era la única manera de subsistir. Fuimos los más perjudicados, ya que los turistas no llegaban y dependemos mayormente de ellos”, reconoció. La presencia significativa de veraneantes le posibilitó “tapar los agujeros y dar trabajo a quienes siempre laburaban” con ellos. “Ha sido positivo”, dijo. Este fin de semana largo se augura como el último de gran concurrencia.
Detrás del mostrador de venta de quesos artesanales, Domingo Barrionuevo, vinculado a la Finca Los Sueños, dio su testimonio a LA GACETA: “estábamos acostumbrados a abrir todo el año, pero, por la pandemia, sólo pudimos hacerlo desde diciembre. Sí hemos buscado atender a nuestra clientela fija”. Evaluó que “enero fue muy bueno, febrero aflojó bastante, pero este fin de semana largo viene muy bien. Eso sí: lo perdido el año pasado, perdido está”.
La demanda de alojamiento durante la temporada alcanzó el 80%, con pico de reservas en hoteles y cabañas. En los fines de semana, la capacidad rondaba el 97% de ocupación e inclusive algunos días hubo visitantes que debieron seguir viaje porque no consiguieron hospedaje.
Pese a haber atendido a más huéspedes de lo que esperaban, en el sector hotelero afirman que aún no se recuperaron del duro golpe económico de 2020. “Las expectativas eran importantes porque la gente comenzó a comprar anticipadamente, con permanencia prologada, lo cual fue algo atípico con respecto a años anteriores. La mayor cantidad de turistas vinieron de Tucumán y Santiago del Estero, y otros de Córdoba y de Santa Fe, porque se hizo un turismo de cercanía. Pero en el turismo lo que no se trabaja en el momento, no se recupera luego, por más que llenés el resto del año’’, analizó Marcela Funes Franco, presidenta de la Asociación de Hoteleros Tafinistos, quien señaló, además, que se debieron hacer inversiones para atender al protocolo sanitario.
Carolina Vanni, propietaria del Hotel Colonial, detalló su experiencia. “Fue la temporada que estábamos esperando con muchas ganas desde el sector, con reservas muy parejas todo enero y aunque ahora se está notando la disminución, los fines de semana se vuelve a llenar”, relató. “Hicimos mucho hincapié con el tema sanitario y la empresa cumplió con todos los requisitos. Hubo turnos de cena para evitar concentraciones de personas; intensificamos el distanciamiento en las mesas; intentamos usar mayormente descartables (por ejemplo, reemplazamos la mantelería por individuales de papel), y desinfectamos equipajes y pasajeros. Como hicimos obras de ampliación y de refacción, se puede acceder a espacios comunes sin tener que estar en un ambiente cerrado’’, comentó. Pero su balance arroja que un mes de trabajo duro no puede salvar otros nueve de cierre total.
“Este será un año de transición y de pequeños altibajos. Nosotros trabajamos con muchas delegaciones, tanto nacionales como de países vecinos, mayormente de jubilados, quienes serán los últimos que podrán salir de vacaciones. Y todo fue diferente a lo que estábamos acostumbrados, mucho más tranquilo: no tuvimos cena show ni funcionó nuestro pub”, detalló Vanni.
La mirada de Dante Auad, quien dirige el Hotel Tafí, se enmarca en la idea de un emprendimiento de perfil familiar. “Nuestra empresa se mantiene por el aporte de los socios y los préstamos personales que pudimos conseguir en este muy difícil contexto. Los intereses para devolver los créditos son altísimos, y la planilla salarial subió el 35% por las últimas paritarias, muy por encima de lo proyectado y algo que no tuvimos en cuenta para fijar los valores de las habitaciones. La relación entre los ingresos por ocupación con los costos operativos anticipa un 2021 muy duro de sobrellevar. Será un año de transición, no de recuperación’’, pronosticó.
Ante el cierre de la temporada y el panorama a futuro, Auad consideró que hacer un vaticinio es precipitado. “Este hotel está abierto todo el año, suponemos que marzo será peor que febrero aunque consideramos que la temporada alta debería llegar hasta semana santa’’, especuló.
Actividades turísticas
La Cumbre está dedicada a organizar excursiones por el Valle, y a brindar hospedaje y servicios afines. La empresaria y funcionaria Ramona Córdoba afirmó, que a diferencia de otros comerciantes, su negocio se vio afectado durante enero y tuvo que conformarse con el kiosco como principal ingreso.
“Trabajábamos con paseos y travesías en un camión Unimog, y en una camioneta Land Rover, pero tuvimos que venderlos, y ofrecimos caminatas y recorridos en un vehículo común. La Ciudad Sagrada de Quilmes recién abrió a fines del mes pasado y fue una esperanza. No pudimos hacer funcionar nuestro hostel porque los baños son compartidos y hubo pocos mochileros, que son nuestros principales clientes. Apenas dimos alojamiento a un par de proveedores que ya conocemos, pero nada significativo. Ojalá podamos trabajar mejor lo que resta del año”, se ilusionó.
Para la oficina de Turismo de la Municipalidad de Tafí del Valle, pese a las dudas acerca de cómo se desempeñaría la temporada por la situación sanitaria, el desarrollo cultural y económico fue positivo. “A través de una resolución de Defensa Civil Municipal se dispuso que no se realizarían eventos, menos aquellos que impliquen aglomeración de personas, por lo que tuvimos que adaptarnos. Incorporamos nuevas medidas y modificamos horarios para desinfectar museos y oficinas de atención; mientras que los shows se trabajaron de manera virtual, con transmisiones de artistas en vivo y por streaming. Así será también nuestra tradicional Fiesta del Queso. Por otra parte, se redescubrieron atractivos como las actividades al aire libre, con cabalgatas, trekking y senderismo, y priorizamos espacios abiertos como las ferias’’, describió la directora del área, Andrea Tolaba.
Residentes locales
El balance es más crítico en ciertos sectores que representan a los lugareños. Si bien recibir una gran cantidad de turistas permitió que se visiten lugares escondidos con paisajes deslumbrantes, la responsabilidad y el respeto en los sitios sagrados dejó mucho que desear.
Los cerros fueron los puntos preferentemente elegidos por los visitantes, en especial adolescentes, para pasar una tarde con amigos, pero, al momento de retornar, dejaban los ecosistemas alterados y llenos de basura. Un panorama similar se vio en ciertas zonas a orillas del dique, donde hubo juntadas masivas de jóvenes por la noche y, al amanecer, la costa quedaba poblada de botellas y residuos abandonados a metros de la ruta 307.
El cerro El Pelao, por ejemplo, tuvo que ser intervenido por la Policía, y permanece cerrado al paso para motos y otros vehículos. Incluso se denunció que algunas apachetas construidas por los tafinistos en petitorios a la Pachamama fueron destruidas.
“Nos sentimos un poco avasallados. Recibimos a la gente con amabilidad porque esto le pertenece a todos, pero pedimos que se respete a la tierra y se tome conciencia’’, comentó un trabajador municipal que pidió reserva de su nombre.
La afluencia de visitantes alteró los ritmos locales, y los lugareños solo salieron de sus casas a trabajar y en las horas de menor movimiento. “Sentimos que hay muy poco respeto, no tenemos problema que vengan a Tafí pero en enero se descontroló mucho. Nos gustaría ver un turismo más comprometido’’, reclamó una agente de Defensa Civil, que tampoco quiso ser identificada.