A Rodrigo Brizuela todavía le preguntan en alguna reunión familiar cuándo llevara una novia. Son, en general, cuestionamientos de los mayores de su casa. Sus sobrinos, que ya superan los 20 años, lo tienen como ídolo. Él no siente que “se le ha pasado el tren”. A los 41 años está feliz de tener la vida que eligió: sin compromisos con una pareja, sin tener que dar explicaciones. “Cuando me dicen ‘tranquilo, ya vas a conocer a alguien’ no tienen idea de la cantidad de gente que conozco. Y más me gusta estar soltero, viajar, tener aventuras y muchos amigos”, resume.
Los tiempos han cambiado. Y con ellos las percepciones sobre las relaciones de pareja y de la propia soltería. En la actualidad, hay un nuevo status de los solteros. Lo vemos en las series y en las películas: cada vez se valora más el estilo de vida single. Muy atrás quedó aquella frase “te vas a quedar para vestir santos”. Hoy la soltería se asocia a atributos como libertad o autonomía. Estar sin pareja durante un largo período (o durante toda la vida) es en muchos casos una elección y algo que se vive con plenitud.
Lo cierto es que los solos son un grupo en alza. El próximo censo (tal vez se realice este año) será revelador en ese sentido, anticipan los expertos en demografía. De todas formas, los últimos relevamientos ya habían dado cuenta de esta tendencia. En Argentina, de acuerdo con el censo de 2010, había más habitantes solteros (15.652.412) que casados (10.785.133). En Tucumán la soltería alcanza al 53% de los jóvenes y adultos. Un poco más de la mitad de los que están sin pareja tienen entre 15 y 39 años.
La nueva idea sobre el disfrute individual es uno de los tantos motores por los que hoy se valora más que antes la soltería. En el fondo, muchos conceptos sociales están cambiando. “Actualmente se puede disfrutar del sexo, de la independencia y hasta de la maternidad y paternidad sin necesidad de tener pareja", considera Florencia Alurralde, de 37 años, que es madre soltera y lo dice orgullosa. “Veo que cada vez la gente tiene menos miedo a estar sola. Se han idealizado las relaciones humanas y el amor en torno a la pareja estable y la convivencia. Pero ya hemos visto que no todo es color de rosas”, dice la profesora de inglés.
Según analiza, ha cambiado la connotación de lo que significa estar soltero. “Las solteras de hoy no se parecen a las del estereotipo que mostraba Bridget Jones, quien buscaba un hombre con quien asentarse. Hay muchas que se sienten realizadas sin un hombre al lado”, explica. A Flor sí le gusta enamorarse, pero siempre que tiene una relación es “puertas afuera”. “Estoy bien con la vida que tengo. No me siento un bicho raro. De todas formas, también tengo mis altibajos. El año pasado fue muy duro en plena cuarentena. No fue fácil estar tanto tiempo sola con mi bebé; había momentos de desesperación. Creo que la pandemia nos puso a prueba a los solteros”, sostiene.
¿Qué cambió?
Un día antes del festejo de San Valentín, desde el 2007 en Argentina se conmemora el Día del Soltero para homenajear a todos los que no tienen pareja y también para dejar en claro que hay muchas cosas para celebrar en la soltería. Para empezar, que lejos de las estigmatizaciones, ya no se ve como algo raro ni malo. Todo lo contrario: se entiende y hasta se envidia. Ser single es mucho más que un estilo de vida.
¿Qué cambió? Los motivos para estar solteros durante más tiempo van desde el deseo de realización económica y laboral hasta la forma de vida actual. Las relaciones son efímeras, menos comprometidas y con más libertad para abandonarlas.
El psicoanalista Luciano Lutereau sostiene que la pareja dejó de ser una norma y, por lo tanto, puede ser una elección. Por eso, según su óptica, estar solo no es lo contrario de estar en pareja y puede surgir una nueva opción: estar con otro, pero sin fusionarse; o sea, conservando los intereses personales y los del otro.
¿Qué significa ser soltero hoy?, le preguntamos al psicoanalista Gabriel Artaza Saade. “Nuestra época actual de postcapitalismo impulsó de modo hiperbólico el individualismo, generando una nueva forma de sujeto. En el plano libidinal esto llevó a que los modos de satisfacción del sujeto también se vean alterados respecto al amor, el deseo y el goce. Lo que hoy prima es la satisfacción autoerótica y eso también incluye tener una relación ocasional con otro ya que el sexo se reduce a una mera descarga física sin compromiso, es decir sin el lazo con el otro”, analiza el autor del libro “Una nueva virilidad, ensayos sobre el sexo y la época”.
También se refiere a los conceptos de Lutereau, quien opina que vivimos en un mundo hecho para solteros y que hoy ser soltero es una “actitud psíquica”. “Es decir que, independientemente del estado civil, lo que prevalece en los sujetos es el goce sin lazo con el otro, ya que lo que molesta por sobre todas las cosas es el deseo del otro, el cual me pondría en comunidad con otro. Ser soltero hoy es el privilegio del narcisismo exacerbado, lo cual quiere decir rechazar el deseo y reducir la sexualidad a la mera descarga”, evalúa Artaza Saade.
El especialista opina que la pandemia vino a alterar de alguna manera ese estatus tan valorado de quienes no quieren estar en pareja. Además, notó otro cambio: “2020 vino a precipitar y a adelantar algo que desde la ciencia ficción ya se venía anunciado como el mundo del futuro y que se encuentra muy bien representada en una película como ‘Her’. Allí, lo que se nos muestra es la ‘relación afectiva’ que un hombre establece con un asistente virtual desarrollado por un programa de inteligencia artificial, el cual se denomina Samanta. Este hombre se enamora de una voz; es decir, que el cuerpo en su totalidad no es necesario para que se produzca el encanto. La pandemia vino a precipitar nuestra dependencia a los aparatos tecnológicos, para lo cual el cuerpo del otro no se requiere”.
No obstante, Artaza Saade es optimista y considera que, así y todo, con soltería sobrevalorada, nunca dejamos de enamorarnos. De ahí que su próximo libro (que realizó junto a otros profesionales) se llama “Estúpido y sensual amor".