Las enfermeras de la Unidad de Quemados del hospital pediátrico Juan Garrahan tienen un “nuevo perfil profesional”: ahora también son maquilladoras. Así ayudan a “peques” con quemaduras graves, que superan el 50% de su cuerpo y que necesitan largos procesos de recuperación. La Unidad cuenta con seis camas de terapia intensiva y ocho de terapia intermedia, y recibe pacientes de todo el país.
“Lo que empezó como un juego, la pandemia lo transformó en una herramienta de gran impacto terapéutico -detalla en un comunicado el hospital-. Se puso en práctica de forma sistemática, ya que al haber menos pacientes las enfermeras pudieron dedicar más tiempo a esta herramienta que estimula a los niños en el proceso de recuperación”.
El principio
“Esto comenzó hace tres años, pero ahora podemos trabajar con más entusiasmo y apoyo -dijo Yisela Mendoza, la jefa de Enfermería del sector-. Una vez que los chicos salen de terapia intensiva, la recuperación es muy difícil y dolorosa. Tenemos que ayudar a curar su cuerpo, pero también la mente y el corazón”.
Comenzaron, agrega Mendoza, el día del cumpleaños de un paciente. “Le hicimos una máscara Spiderman, y quedó feliz; y entonces, seguimos. A las nenas les gustaban cuando usábamos alguna gema en la carita... Y vos veías otra personita; ya no esos rostros tristes por el sufrimiento y por haber perdido a un ser querido en un incendio. Lo que podemos hacer desde la Unidad es sacarles una sonrisa”, cuenta.
Un quemado por día
Según datos del hospital, en la Argentina todos los días una niña o niño sufre quemaduras moderadas o de gravedad; el 95% se producen en el hogar, y con medidas adecuadas pueden reducirse y prevenirse.
"Es esencial trabajar con las familias y los niños cuáles son los riesgos; el desconocimiento, la imprudencia y la negligencia son frecuentes”, señaló Mabel Villasboas, jefa de la Unidad de Quemados del Garrahan.
El fuego es la principal causa cuando se trata de los grandes quemados, pero no son la mayoría: el 75% de las quemaduras en niños pequeños se deben a líquidos calientes, como bebidas, el agua del grifo o vapor; y estos accidentes son la causa más frecuente de internación en niñas y niños.
Para ayudar a recuperarse a estos pacientes trabajan cirujanos, pediatras intensivistas, enfermeras, psicólogas y trabajadoras sociales. Los tratamientos son fundamentalmente clínico-quirúrgicos muy complejos, que pueden llevar hasta 10 ingresos al quirófano, y durar meses; incluso, hasta más de un año.
En ese sentido -destaca Villasboas- es fundamental la intervención del personal de Enfermería, y como parte de sus tareas, la incorporación del maquillaje en la etapa de rehabilitación (física y psicológica) de las cicatrices.
Intermediario
“El maquillaje los ayuda superar la situación que les toca vivir; a avanzar en el proceso de adaptación y aceptación a su nuevo aspecto corporal. Además les facilita perder el miedo a mostrarse, y así los ayuda a emprender su más rápida reinserción en el ámbito social, con sus pares”, agrega Villasboas
“Es un intermediario. Facilitó la comunicación, no sólo con los otros niños, sino también con los padres. Los chicos se pueden expresar mejor y tienen confianza con uno, y así es más fácil encarar muchos procedimientos que son dolorosos”, explica Sandra Baspineiro, licenciada en Enfermería que hace 15 años de trabaja en el hospital.
Trabajo en equipo
El personal la Unidad de Quemados del Garrahan destaca la importancia del trabajo en equipo que implica esta novedosa experiencia, ya que para que uno pueda pintar otros deben hacer el resto del trabajo.
“Esa hora o dos que le dedicás al maquillaje requiere que otros compañeros atiendan al resto de los pacientes. Para eso necesitamos la colaboración de todo el equipo: médicos, cirujanos y, especialmente, de las enfermeras”, resalta Baspineiro.