El tren que salió a la calle

Experiencia vivida cuando salió el tren Mitre a la calle, el 01/02/1065: yo tenía 22 años, había salido del servicio militar y estábamos en Guadalupe (Santa Fe) mi padre, empleado ferroviario, una hermana y una prima. Nos enteramos de que iba a haber un paro de trenes por 48 hs y como teníamos que trabajar decidimos regresar antes. Mi prima y yo en un coche motor de una unidad nos trajo hasta Rafaela y allí nos vendieron pasajes en forma condicional, sin asiento; el tren venía completo. Desde las 22hs, viajé parado hasta La Banda; allí bajó mucha gente; pude sentarme y me dormí en Las Cejas. Me despierto con la insistencia con que sonaba el silbato de la máquina y la velocidad que llevaba. No se detuvo ni allí ni en Ranchillos ni en Cevil Pozo, tampoco en Alderetes. A todo esto, los guardas iban y venían pero no decían nada. El nuestro era el último vagón y me extrañó que al puente del río Salí lo pasara rápido cuando los carteles indicaban 5 km por hora. En la estación la gente estaba contra la pared norte del andén, tal vez esperando lo peor, o resguardándose, y la formación ingresó por tercera vía directo al pasillo de las boleterías. La brusca frenada prácticamente hizo saltar el vagón y originó una nube de polvo con caída de equipajes desde los estantes cercanos al techo y de personas despreocupadas, por que, como dije antes, nosotros no sabíamos lo que estaba por suceder. Pasado ese momento bajamos y nos hicieron salir de la estación por calle José Colombres y allí recién nos dimos cuenta de la magnitud del accidente; el lugar se llenó de gente y por el temor que tenía mí prima subimos a un taxi hasta la calle La Madrid, donde estaba mí madre y recién se enteró de lo sucedido. Luego volví al lugar y observé cuánta suerte tuvimos de lo que pudo ser una tragedia, pues los que estaban curioseando y los instruidos afirmaban que la máquina venía "alzada", trabada en velocidad máxima; la paró el piso luego del final del andén, que fue rompiéndose hasta salir a la calle, atravesando el hall de la estación. Hoy, con 78 años, tengo gran cariño por los trenes en memoria de que vengo de una familia de ferroviarios.

Mario Julio Ossán

mariojo481@gmail.com

“El pueblo que se merecen”

La nota publicada en la sección "Fuera de Contexto" del 30 de enero, firmada por el periodista Federico Türpe, es realmente impactante por la información que ofrece sobre diferentes aspectos de la situación social, económica, institucional y ambiental de Tucumán, sino también por la dureza y ausencia de ambigüedad con que la describe. Además presenta las opiniones de un conocido político, un magistrado y ex policía para avalar la inocultable decadencia de nuestra provincia. Finaliza la nota sugiriendo mutar el conocido dicho popular "todo pueblo tiene el gobierno que se merece" por "cada gobierno tiene el pueblo que se merece". Estoy de acuerdo con esa sugerencia porque si alguien se dedica sinceramente a la praxis política es para proponer medidas que busquen lograr o bien incrementar la paz, la felicidad y el bienestar de una sociedad y no su provecho personal o partidario. Soy consciente que la solución no es fácil, se necesitan líderes (no caudillos) capaces, responsables y honestos que en sus campañas electorales se abstengan de proclamar que se ocuparan de los "más vulnerables", pues eso significa que van a ejercer presión sobre los "menos vulnerables", lo que sólo redundará en aumentar la cantidad de los "menos vulnerables". Lo que deberían hacer es tratar de persuadir y convencer a la sociedad que hay que cambiar radicalmente las políticas adoptas en las últimas décadas. Estimo que se necesitarán, por lo menos, 50 años de alternancias partidarias con continuidad de sabias medidas.

Carlos Alberto Pucci

Muñecas 798

San Miguel de Tucumán