Según el propio entrenador, Omar De Felippe, su experiencia en otros clubes con los juveniles, lo avalan como para confiar en que la apuesta seguirá sobre la mesa. “Yo trabajé en Banfield con Julio Falcioni tres años, el proceso de juveniles en ese momento no fue sólo de seis meses y fue fructífero. Jugadores como Jesús Dátolo, Daniel Bilos, Darío Cvitanich, Renato Civelli, Gabriel Paletta, Rodrigo Palacio, llevaron años de trabajo. Promovimos muchos chicos y trabajaron casi un año al lado del plantel para empezar a tener algunos minutos en primera”, rememoró.
En ese caso, se trató de un proceso natural. En otros casos, la aparición de jugadores de inferiores se da como una obligación ante la coyuntura. “Estuve en clubes en los que a fin de año se iban todos los jugadores grandes y había que empezar a trabajar con chicos. En ese caso, a veces los chicos fallan pero es lógico, porque no están preparados, y si fallan en la cancha estás tirando a la basura a veces el trabajo de cinco o seis años por acortar los tiempos. A los chicos no hay que darles una responsabilidad sino una oportunidad, si le das una responsabilidad y falla la mayoría de las veces, se pierden en el mapa del fútbol”, analizó.
Su experiencia en Vélez tuvo algo de eso. “En Vélez me pasó algo así. Tuve buenos jugadores, excelentes chicos, pero el club estaba mal económicamente, hubo un plantel depurado y estuvimos obligados a subir a muchos chicos a la vez, con muy pocos referentes. Por suerte nos salvamos del descenso”, apuntó.