Un estudio de más de 1.400 genes codificadores de proteínas de pulgas ha resuelto uno de los misterios más antiguos en la evolución de los insectos: la ubicación de esta especie en el árbol de la vida.

El estudio de la Universidad de Bristol, publicado en la revista Palaeoentomology, se basó en el mayor conjunto de datos moleculares de insectos disponible.

El conjunto de datos se analizó utilizando nuevos métodos estadísticos, incluidos algoritmos más sofisticados, para probar todas las hipótesis propuestas históricamente sobre la ubicación de las pulgas en el árbol de la vida de los insectos y buscar nuevas relaciones potenciales.

Los hallazgos anulan las teorías anteriormente sostenidas sobre las pulgas, cuya anatomía inusual ha significado que eludieron la clasificación en términos evolutivos.

Según los autores del estudio, contrariamente a la creencia popular, las pulgas son técnicamente moscas escorpión, que evolucionaron cuando comenzaron a alimentarse de la sangre de los vertebrados en algún momento entre el Pérmico y el Jurásico, hace entre 290 y 165 millones de años.

Los parientes vivos más cercanos de las pulgas son los miembros de la familia de la mosca escorpión Nannochoristidae, un grupo raro con sólo siete especies nativas del hemisferio sur. A diferencia de las pulgas sedientas de sangre, las moscas escorpión nannocorístidas adultas llevan una existencia pacífica alimentándose de néctar.

“De todos los parásitos en el reino animal, las pulgas ocupan una posición preeminente. La Peste Negra, causada por una bacteria transmitida por pulgas, fue la pandemia más mortal en la historia registrada de la humanidad; se cobró la vida de posiblemente hasta 200 millones de personas en el siglo XIV”, dice el autor principal y estudiante de pregrado Erik Tihelka, de la Facultad de Ciencias de la Tierra.

“Sin embargo, a pesar de su importancia médica, la colocación de pulgas en el árbol de la vida representa uno de los enigmas más persistentes en la evolución de los insectos”, agregó.

Depredadores

Se solía pensar que todos los insectos parásitos que se alimentan de sangre comenzaron su vida como depredadores o viviendo junto a los huéspedes vertebrados en sus nidos.

De hecho, la alimentación con sangre puede evolucionar en grupos que originalmente se alimentaban de néctar y otras secreciones vegetales.

“Parece que las piezas bucales alargadas que están especializadas para la alimentación del néctar de las flores pueden ser cooptadas durante la evolución del curso para permitir chupar sangre”, explica Mattia Giacomelli, estudiante de doctorado de la Universidad de Bristol, que también participó del estudio.

Estudios previos habían sugerido una conexión entre pulgas y grupos anatómicamente inusuales de moscas escorpión, pero sus relaciones exactas seguían sin resolverse.

El misterio se prolongó por el hecho de que los genomas de las pulgas experimentaron una rápida evolución, lo que dificulta la reconstrucción de antiguas relaciones evolutivas.

Además, los nannocorístidos son un grupo bastante raro y poco estudiado que solo se encuentra en Nueva Zelanda, el sureste de Australia, Tasmania y Chile, por lo que son fáciles de pasar por alto.