Los románticos incurables seguirán prometiendo a sus seres amados que un astro llevará su nombre. Y en el terreno de los sentimientos tendrán todas a su favor para ganar, pero en lo legal, perderán indefectiblemente. Es que las normas, una vez más queda evidente, no saben de las leyes del corazón.

La Unión Astronómica Internacional (IAU según su sigla en inglés) ha aclarado formalmente que las iniciativas de comercialización de nombres de estrellas a cambio de dinero carecen de “validez formal u oficial alguna”. “En su misión de salvaguardar la ciencia de la astronomía, la IAU se disocia por completo de la ‘venta’ comercial de nombres para objetos astronómicos”, subraya en su cuenta de Twitter.

La IAU recibe con frecuencia solicitudes de personas que desean comprar estrellas o nombrar algunas en honor a otras personas, que pueden ser públicamente famosas o conocidas sólo por quien hace la gestión. Incluso, algunas empresas comerciales pretenden ofrecer dichos servicios por una tarifa. Sin embargo, esos “nombres” no tienen validez formal u oficial alguna, deja claro la institución en un comunicado. También se aplican reglas similares sobre la “compra” de denominaciones a los cúmulos de estrellas y galaxias.

Para los cuerpos en el Sistema Solar, se aplican procedimientos especiales para asignar nombres oficiales. Algunas estrellas brillantes los tienen en propiedad, principalmente con etimologías árabes, griegas o latinas (por ejemplo, Vega), pero por lo demás, la gran mayoría de las estrellas tienen designaciones alfanuméricas, que consisten en un acrónimo más un número índice o una posición celeste (por ejemplo, HR 7001, 2MASS J18365633 + 3847012).

La IAU apoya un Grupo de Trabajo sobre Nombres de Estrellas (WGSN) bajo la División C, que está catalogando los nombres de estrellas de las culturas del mundo y manteniendo un catálogo de nombres propios únicos aprobados (por ejemplo, Sirius, Proxima Centauri, etcétera). Después de una investigación en curso, la WGSN puede adoptar “nuevos” nombres de estrellas oficiales de una lista de denominaciones vacantes.

Esto ayudará a preservar el patrimonio astronómico. Los nombres de los exoplanetas y sus estrellas anfitrionas también pueden ser aprobados por este Grupo de Trabajo sobre la denominación pública de planetas y satélites planetarios, como se hizo en 2015 a través del concurso NameExoWorlds.

En el pasado, algunas empresas han sugerido a los clientes que la IAU está asociada de alguna manera a ellas y reconoce, aprueba o incluso colabora activamente en su negocio. “La IAU desea dejar totalmente en claro que tal afirmación es evidentemente falsa e infundada”, aclaró el organismo.