A lo largo y ancho del planeta son muchas las formas de recibir el año que llega. Hay rituales de todo tipo, algunos cargados de supersticiones, otros de tradiciones milenarias. Claro que lo tienen en común en que en todas partes campea la esperanza de que el año que se inicia será mejor y traerá buena fortuna.
En Hungría, por ejemplo, no se debe sacar los residuos antes de las 12, porque se considera que de hacerlo, también se tira la suerte a la basura. En Dinamarca, se tiran platos contra las puertas de las casas para ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena suerte, y en Panamá hay quienes queman muñecos hechos de modo casero para despedir el año que se va.
Los argentinos, y en particular los tucumanos, tenemos otras prioridades: para nosotros lo importante es la reunión, el compartir. Quizá algunos adaptan tradiciones de otros lugares en sus festejos, o probablemente mantengan “la argentinidad al palo” hasta en las fiestas.
Tucumanos repartidos por el mundo hay muchos y, a pesar de la pandemia y todas las restricciones que en algunos países recrudecieron en estas últimas semanas, se preparan para darle la bienvenida a 2021.
Con acento alemán
Magdalena Barberis Alurralde vive en Alemania. Está casada y tiene cinco hijos. Nos comenta que el año nuevo se celebra principalmente con amigos. “Incluso la gente grande se junta con otras parejas para festejar”, dice. En años normales, al menos en Duttenbrunn (el pueblo donde vive), a la medianoche salen los vecinos a la calle a saludarse, pero en esta ocasión hay muchas disposiciones gubernamentales para cuidar a la población. “En Bayern el toque de queda es a las 21, se puede salir a partir de las seis de la mañana y se pueden juntar sólo dos familias con hasta cinco adultos en total, contando como adulto a los mayores de 14 años”, detalla. Explica que este año no habrá fuegos artificiales (que sólo se permiten en Año Nuevo) ni grandes celebraciones. Ella y su familia pasarán la Nochevieja igual que lo hacen desde hace años: solos, ya que al tener cinco hijos se les hace difícil ir a otra parte, y además, a diferencia de Argentina, el horario de descanso de los niños no sobrepasa de las 20.30.
Mientras los jóvenes que puedan reunirse con amigos cenen el tradicional “raclette”, que es un queso fundido que se mezcla con papas, embutidos y algunas verduras, ella y su familia tendrán el menú de siempre: carne al horno con puré y ensaladas (ya que es invierno y la comida debe ser caliente). Eso sí, para estas fechas se autopremia: “de postre hago mousse de chocolate y dulce de leche. Me doy el gusto. El dulce se puede conseguir en tiendas online pero es bastante caro, así que compro unas tres veces al año”.
Sobre tradiciones alemanas nos cuenta que para estos días es muy común regalar chanchitos (de chocolate o mazapán) con tréboles de cuatro hojas para la buena suerte. Se llaman glücksschwein y se pueden conseguir en los supermercados desde principios de diciembre.
En el sur de Italia
Cecilia Alicata vive en el sur de Italia con su hermana Ana, y comenta que recibirá el Año Nuevo en una pequeña reunión con amigos argentinos. Explica que en nuestro país hay una gran influencia italiana en las costumbres, por lo que son bastante similares a las de allá. Se despide el año con una cena, en la que por ejemplo se comen lentejas como símbolo de abundancia. Por las restricciones impuestas cuenta que este año no podrán recibir más de dos personas en casa y lamenta el hecho de que habrá mucha gente anciana sola. Recordó que el 25 al mediodía lo pasaron con una “nonina”, una vecina suya de nada menos que 101 años, a la que seguramente visitarán mañana.
Luego de recibir el Año Nuevo, esperan también poder comunicarse con su familia en Tucumán y saludar a los vecinos aunque sea de lejos. Y es que los italianos -según cuenta- ya están acostumbrados a vivir con distanciamiento; la gente es bastante disciplinada y no hace lo que no tiene que hacer, resume.
En España, pero a la argentina
Silvia Vallejo reside en España hace casi 20 años. Pese a vivir allí, con su familia mantienen la tradición de comida típica argentina con cosas al horno, canapés, sándwiches y arrollados, aunque aclara que han incorporado dos elementos típicos de la cultura española: por un lado las 12 uvas, que al momento del brindis se debe comer mientras suenan las 12 campanadas en las plazas más importantes del país (la familia lo mira por televisión, desde casa). Cada uva simboliza un mes del año. Mientras se las come se desea buena suerte para el año que comienza. También -dijo- incorporaron los mariscos, muy comunes en España, pero que en Argentina no se acostumbraba ingerir para esta época.
La gran diferencia con la celebración en nuestro país es sin duda por acción del clima. “Aquí hace mucho frío… No es lo de allí de salir a la calle, tirar fuegos artificiales... sí se tiran algunos, pero no tanto”. detalla.
Añade que allí se festeja lo que se llama la Nochevieja, la noche del 31 y que no es tan familiar como la Nochebuena: suele celebrarse con amigos e incluso hay mucha gente que prefiere ir a restaurantes o sitios a festejar. “Es muy típico reunirse en las plazas de los pueblos, que es dónde se tocan las campanadas”, dice.
Sin embargo, este año será diferente: “hay muchas restricciones, las comidas están limitadas a seis personas por núcleo familiar, no podemos juntarnos con personas ajenas al grupo familiar y hay un horario límite para circular, que va a ser a las 12”, comenta. Así que deberán adelantar un poco la cena y las celebraciones para que los que hayan ido a otra casa puedan regresar a su hogar antes del toque de queda. (Producción periodística: Nicolás Sánchez Picón)
Néstor Martínez vive hace más de 20 años en Houston (Estados Unidos). Nos cuenta que Texas es un estado relativamente nuevo, con mucha historia y que posee diversas costumbres de distintos orígenes. “La hispana (de México y de Centroamérica), que es la mayoritaria, tiene tradiciones bastante parecidas a la Argentina: reunirse en la casa, empanzarse, brindar, comer las 12 uvas a medianoche y listo”, resume.
Como parte de la cultura anglosajona joven, por otra parte, los suelen salir a cenar a restaurantes o a bailar. Néstor dice que su celebración es siempre a lo argentino, ya que hay más de 7.000 compatriotas en el área metropolitana de Houston y es fácil incluso conseguir los típicos panes dulces, turrones y “hasta mejor carne si estás dispuesto a pagarla”. Asegura igualmente que para estas fechas hay de todo excepto el calor humano de los vecinos, que suelen irse a dormir temprano.
Facundo José Anadon es un joven que reside en Tulum (México), donde junto con su hermano y dos amigos gestionan un hostel. Cuenta que hay un gran grupo de argentinos en toda la zona de Quintana Roo, entonces las celebraciones son similares a las de aquí. Para este Año Nuevo nos adelanta sus planes: “hacemos igual que en Navidad, una cena para todos los huéspedes y amigos y ponemos una mesa grande con mucha comida”.
Agrega que luego de la cena se hará una pequeña fiesta que, debido a las restricciones por la pandemia, dispuestas por el gobierno, no podrá ser tan larga. Subraya que con lo relacionado a la covid-19, el gobierno está un poco suave y que, si bien da recomendaciones, no están siendo tan estrictos. “Se permiten reuniones siempre y cuando no sea algo monstruoso, una fiesta muy grande”, destaca.