Ana Valeria Palma Di Turi es una médica que trabaja en la guardia de terapia intensiva del hospital Padilla y en distintas clínicas privadas de la provincia. Durante todos estos meses ella no sólo tuvo que ver cómo el coronavirus se llevaba a varios de sus colegas, sino también tuvo que despedir a uno de sus mejores amigos, el abogado Juan Adolfo Tarabra, a quien cuidó hasta sus últimos días y a quien le dedicó una sentida carta que emocionó a los tucumanos. “Intenso y triste”, resume el año.
“Como médica me tocó vivir la pandemia desde muy adentro, siempre en la primera línea. Empecé en marzo con el primer paciente de covid-19 que llegó a Tucumán hasta el fallecimiento de mi amigo, en noviembre. Me acuerdo de que al principio todo estaba controlado; sin embargo, cuando se declaró en la provincia la circulación comunitaria, sentí que cada vez que salía a trabajar iba a una guerra. Creo que sólo lloré dos veces en mi vida: cuando me recibí y con este virus”, relata la profesional de la salud.
No fue fácil para Valeria este último tiempo, sin dudas. Muchas son las cosas que tuvo que dejar atrás para hacerle frente a la pandemia. “Cuando estallaron los casos, y al estar tan expuesta al virus, tomé la decisión de dejar a mis dos hijos en la casa de mis papás para dedicarme de lleno a atender a los pacientes de covid. Fue un momento muy doloroso para mí el no poder estar con ellos y sentir la soledad en mi hogar todas las noches; es algo que no me gustaría volver a pasar”, dice angustiada. Y agrega: “fueron tres durísimos meses lejos de mis afectos, saludándolos sólo por videollamadas y viendo, además, cómo se morían mis colegas (entre ellos el doctor Carlos Saavedra Cárdenas) con quien había comenzado a trabajar. Y después pasó lo de mi amigo; fue demasiado”.
Pese a todo y a su enorme esfuerzo y amor por su profesión, Valeria cuenta que -afortunadamente- nunca se contagió de coronavirus. “Cuando falleció mi amigo me hice los análisis y también me hisopaba constantemente -reveló-. Estaba segura de que me había contagiado al estar tan expuesta, pero no me importaba; a Juan (Tarabra) no lo podía dejar solo. Sinceramente fue un duro golpe su partida, pero estoy segura de que él me ayudó a que no me pase nada, para que hoy pueda estar junto a mi familia, que es lo más importante”.