“- Y... ¿qué es la patria, tata?

La boca vieja del viejo quedó un segundo apretada.

- Y esto: el rancho, el arau, las cenizas de tu mama, tu padre por ahi cosechando, el corral vacío, el hacha, los que están al otro lao, nuestros hermanos de raza. Y pa’ un viejo como yo, vos, mi nieto... sos mi patria”.

Estos versos de “Romance para la Patria de un niño”, la obra de Pablo Trullenque y Roberto Rimoldi Fraga, le valieron el año pasado a la tucumana Anise Ale ser consagrada en Carlos Paz como la mejor recitadora gauchesca del país, en la primera competencia que incluyó a las mujeres en este rubro; es el reconocimiento más importante de los 15 que viene recibiendo. Desde entonces participó en peñas y festivales, primero presenciales y ahora virtuales, e incluso lanzó su propio disco. Y cierra el año con un recital en vivo por su cuenta de Facebook esta noche, a partir de las 21.

“Ojalá que mi presencia en escenarios y en distintos medios aliente a otras mujeres a acercarse a los versos gauchos. Sería muy importante que quien se sume lo haga por la convicción del sentir gaucho y no solo como un trabajo o una expresión artística”, le dice a LA GACETA.

- El imaginario popular indica que el recitado gauchesco es territorio masculino. ¿Es una visión errada?

- Crecí y trabajé en el campo, y puedo asegurar que todo lo que realiza un hombre también lo puede hacer una mujer. El ser gaucho no responde a un género, sino a una forma de vida. Por lo general imaginan a un hombre en este lugar; me llena de orgullo y responsabilidad recitar. Afortunadamente nunca me sentí discriminada. Todo lo contrario, sólo recibo palabras de aliento y halagos hacia mi trabajo.

- Lanzó su propio disco...

- “Galopa mi corazón” es el nombre que elegí para este trabajo, porque es exactamente lo que siento cada vez que hago un recitado: mi corazón cabalga junto a los versos. Está compuesto por ocho temas, y dos son de mi autoría: “Satanás” y “Chorriando Sudores”. “Luna tucumana” es acompañada por “Coplas a la luna” y la hicimos junto a mis amigos de La Nueva Huella. Todos los temas cuentan con la excelencia de la música improvisada de Juan Yayo Cajal.

- ¿Cuál es el recitado que más le conmueve?

- Todos me conmueven, los siento a cada uno en mi corazón, pero “Satanás” es la historia de nuestro caballo, el primero que tuvimos de niños, un regalo de mi padre. Siempre me emociona hasta las lágrimas, porque viví intensamente esa historia.

- ¿Por qué se lanzó a escribir tus propios versos?

- Escribo desde adolescente, pero fueron mi hermana Marianela y mi amigo Diego los que me impulsaron a hacerlos públicos. Mi deseo es contar todas las experiencias en el campo, propias y ajenas, a ser la voz de los niños, del peón de campo, del aborigen, del que muerde broncas y no las puede decir... Para eso estamos los recitadores: para ser la voz del más humilde, a los que abrazamos en cada verso.

- ¿Qué implicó ganar el primer campeonato nacional en el recitado gauchesco femenino?

- Fue realmente la experiencia más hermosa en este camino; sentir reconocimiento es algo que nos emociona y nos obliga a trabajar más día a día. Absolutamente todos los premios son importantes, son mimos, pero sin dudas convertirme en la Primera Campeona Nacional del Recitado Femenino marcó un antes y un después. Mi proyección internacional se dio justamente posterior al premio y es un privilegio poder mostrar nuestras costumbres y tradiciones en otras tierras. Me sorprendió la respuesta de la gente en el extranjero.

- ¿Cómo atravesó este año de pandemia?

- Fue difícil para todos, pero afortunadamente tuve contrataciones para festivales: debemos adaptarnos a cada situación y que eso no nos lleve a decaer, sino a reinventarnos cada día. Las redes sociales son nuestro gran medio de comunicación ahora y así tenemos alcance a todo el mundo.

- ¿El rap es la expresión urbana del recitado gauchesco?

- Ambos son un sentir, pero no es un complemento. El rap también es un arte, es una expresión en lo urbano, y refleja lo que en una ciudad sucede, como lo es el recitado en el campo, en el decir respecto de lo criollo.