-“¡Qué hacés con eso!”, le gritó el director cuando lo vio vestido con la pollera del uniforme escolar. En minutos comenzaría el acto de colación de grado, en una escuela de la ciudad de Alberdi.
- “¿Qué tiene?”, le respondió desafiante el alumno Luis Villafañe, de 18 años.
- “¡Que es de mujer! Así no podés estar en la ceremonia. Andate ya a tu casa”, le espetó, según cuenta el alumno.
- “La ropa no tiene género y además usted no me puede correr porque este es mi acto especial”.
“Tucumán no ha tenido la educación sexual integral”El director puso como condición para que el alumno participe en la graduación que se saque inmediatamente la pollera y se ponga el pantalón. Luis aceptó, pero cuando salió de la escuela se volvió a poner la pollera, convertida ya en una bandera de lucha por su identificación de género, y sacó una foto frente a la escuela que se hizo viral.
En pocos minutos la publicación en Facebook explotó de comentarios en apoyo al joven. Había esperado hasta el último día para visibilizar los siete años de burlas, miradas y risas a las que lo sometieron. “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”, publicó en su muro debajo de la foto en la que lucía su pollera. “La homofobia y el machismo en las instituciones escolares existen. Y todxs lxs que no cumplimos con la heteronorma estamos y estaremos expuestxs a recibir violencia institucional desde que empezamos a cursar hasta el momento en el que nos egresemos (si es que nos dan la posibilidad de hacerlo)”, escribió con signos inclusivos.
En conversación con LA GACETA Luis reconoce que estaba harto de la actitud “no sólo de docentes sino también de compañeros y compañeras”. “La verdad es que me sentí muy cómodo al usar pollera. Y digo ¿por qué no? si es mi acto especial y me tengo que sentir bien”, dice el joven que se considera “abiertamente gay”. “Detrás de todo estoy hay una figura de lucha, de siete años de experiencias propias y ajenas en la violencia machista, el sexismo, la homofobia y la transfobia. Por eso me pareció necesario también romper con los estereotipos de géneros en un pueblo como el mío”, argumenta.
Unos cuantos minutos después de hacer su posteo, su director lo llamó por teléfono. “Me pidió disculpas. Me dijo que creyó que yo iba vestido así con la intención de burlarme del colectivo. Yo las acepté”, cuenta.
El objetivo de Luis de visibilizar la situación que vivió durante tanto tiempo estaba cumplida.
LA GACETA no logró contactarse en todo el día ni con el director de la escuela ni con el ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer, que participó en varios actos de colación. Sin embargo, se sabe que el tema causó enorme revuelo en el Ministerio de Educación cuyos técnicos se contactaron con el director y el alumno.
¿Está la escuela preparada para afrontar los nuevos conceptos de autopercepción de género? La psicóloga Hilda “Vicky” Disatnik y la abogada Teresa Ivankow, especialistas en el tema, sostienen que la falta de aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) en Tucumán ha impedido hablar sobre la cuestión de género en las escuelas.
Fiorella Portas del grupo Promotoras de Prevención de Violencia de Género - una estructura nacional que también trabaja en el interior tucumano con víctimas de violencia - acompañó a Luis en su proceso de “liberación”. “Apoyamos y contenemos a Luis en su pedido de respeto. Pero nos extrañó el comportamiento del director porque desde el ministerio de Educación ya hace tiempo que no es obligatorio un uniforme específico. Esperamos que la escuela pida disculpas y marque un antes y un después en estas instituciones que deben permitir la libre expresión mediante el respeto hacia los demás. También que se implemente la ESI para que se pueda hablar más fácilmente de estas cosas”.
Portas sostiene que “en el interior los procesos de cambio son muy lentos. Todo cuesta más, sobre todo para las mujeres. La mayoría de los femicidios son en el interior”. A Luis le llevó siete años mostrar la discriminación que sufría. A las autoridades educativas, sólo unos minutos para enterarse.