Entre tantos aprendizajes que ha dejado la pandemia de coronavirus, la importancia de la actividad física ha sido uno de los más destacados. El sedentarismo, otra de las grandes epidemias en todo el mundo según advierten los especialistas en la materia, se ha profundizado con la necesidad de recluirnos en nuestras casas y abandonar gimnasios, centros de entrenamiento y clubes.

Finalizada la cuarentena, miles de personas salieron, casi con desesperación, a ponerse en movimiento. Y, para hacerlo, ocuparon principalmente el espacio público, como se consigna en la nota que se publica hoy en el suplemento Tucumanos. Y ahí, otro aprendizaje: en todo el mundo las personas pudieron otorgarles la importancia que se merecen los espacios al aire libre, zonas que se abren a todo tipo de actividades recreativas.

Basta con recorrer las principales plazas y parques de la ciudad para corroborar esta tendencia. En cada metro cuadrado se encuentran grupos de entrenamiento de distintas disciplinas, desde el yoga y la calistenia hasta baile y gimnasia aeróbica. Estudiantes y profesores de educación física, acorralados económicamente por la pandemia, encontraron en estas propuestas una manera de volver a su actividad, cuando los gimnasios aún estaban cerrados, provisoria o definitivamente.

En la Municipalidad reconocen que las clases de gimnasia al aire libre, dictadas por entrenadores particulares que cobran un precio módico a sus alumnos en una transacción exclusivamente privada, plantean una situación donde ambas partes ganan. Por un lado, para quienes practican esta actividad, porque les permite hacer gimnasia y luchar contra el sedentarismo, lo que, en definitiva, redunda en salud. Y, por el otro, para que los entrenadores puedan tener una fuente de trabajo en un año especialmente pesado para ellos.

Pero más allá de los beneficios, tanto los usuarios como los entrenadores y el estado deben ser conscientes de la necesidad de cumplir los protocolos de higiene y seguridad. Las autoridades sanitarias locales han advertido que podríamos estar muy cerca de una segunda ola de contagios, y que las cifras alentadoras de los últimos días no deben ser motivo para bajar la guardia. En Europa, mientras tanto, esperan un invierno con un nuevo pico de contagios.

Por el contrario, para que todo el esfuerzo que se ha hecho desde marzo hasta ahora valga, es necesario sostener los protocolos que ya son por todos conocidos: distanciamiento, sanitización de materiales y de espacio de trabajo, lavado frecuente de manos, uso de tapabocas siempre que sea posible. Si bien las bondades de la actividad física son indiscutibles, en el actual contexto puede implicar un riesgo extra de contagio por la cercanía que muchas veces implica entre quienes la practican.

Rápida de reflejos, ahora la Municipalidad ha anunciado que la Dirección de Deportes trabaja en un proyecto para regularizar y controlar estas iniciativas particulares de dar clases en los espacios públicos. Se trata de poner un marco legal a todos los aspectos implicados: desde quiénes pueden brindar ese servicio hasta la manera de usar el espacio, que no deja de ser un bien público sobre el cual toda la ciudadanía tiene los mismos derechos. Es destacable esta voluntad de ponerse al lado de las necesidades de la época y buscar el mejor camino para llegar al bien común.