Por estos días, cercano a la Nochebuena, el padre Dante Gómez, párroco de la Medalla Milagrosa, suele contar esta historia:“Esther del Tránsito era una joven bailarina que amaba el folclore. Junto a su grupo artístico salía de gira por los festivales de distintas provincias. En uno de esos viajes quedó embarazada de uno de sus compañeros. Llena de vergüenza y miedo no quiso volver a su casa. Sus amigos y el padre del bebé le insistían que aborte. Pero ella pensaba que no debía ser esa la única solución. Se quedó un tiempo en Jujuy, pero sus amigos y el padre del bebé la abandonaron”.

“Sola, sin dinero y en la calle, Esther encontró refugio en la casa de una señora que trabajaba como empleada doméstica. La mujer era muy buena, la acogió hasta que nació el bebé y además le tejió una colchita. Fue con esa tibia prenda que la joven arropó a su niño en pleno invierno y tomó el coraje de regresar a Tucumán. Ya en el tren, cansada y hambrienta, con el bebé apenas envuelto en unos pobres pañales, se durmió. Cuando despertó, la frazada ya no estaba. Así, ella y su hijo, las dos vidas, volvieron a la casa de Sara, la abuela, que los recibió con los brazos abiertos. Hoy tengo la gracia y la alegría de agradecer a esa mujer valiente, que se jugó para defender mi vida: ella es mi madre. Ese niño era yo, y este año cumplí 32 años de sacerdote”, cuenta el padre con lágrimas en los ojos.

María, tucumana, tenía 19 años y estaba cursando el segundo año de Medicina cuando queda embarazada de su primer novio. “Cuando le digo que esperaba un hijo de él, me pide que aborte y hasta intenta llevarme a un lugar para hacerlo. Yo al principio dudé. Era tentadora la idea de creer que un aborto podía resolver todo y que yo volvería a mi vida de antes. Pero mis padres me educaron con valores. Yo sabía que eso estaba mal, que era mi hijo. Y dije no, yo a mi hijo lo tengo. Por supuesto que el padre nunca más volvió y tuve que enfrentar a mis padres para decirles la verdad”, cuenta 23 años después de aquella historia.

“Yo era una hija ejemplar, la mejor alumna, ¿iba a tirar todo por la borda? No. Sólo iba a retrasarlo. Es verdad que al principio fue duro porque prácticamente perdí dos años de facultad entre el embarazo y el nacimiento. Pero después mi mamá me ayudó con el bebé y pude recibirme de médica. Para mi mamá hoy mi hijo es la luz de sus ojos. Mi ex nunca más apareció pero a mi hijo jamás le faltó amor. Ahora lo veo y digo no puede ser que haya pensado en no tenerlo: tiene un corazón generoso, es estudioso y solidario. Si hubiera abortado hubiera matado a un gran ser humano”, reflexiona.

Testimonios como estos se hacen cada vez más frecuentes, de cara al debate de la ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que se dará el jueves en Diputados, y a poco más de dos semanas de la Navidad.

Concentración

El movimiento Autoconvocados por la Vida llama a una concentración mañana, a las 20, en el Monumento del Bicentenario. Los participantes sólo podrán mostrar pañuelos celestes y banderas argentinas. Como gesto se propone llevar leche, pañales, chupetes y mamaderas para donar a los niños de barrios vulnerables. Se pidió a los concurrentes guardar las medidas de seguridad como barbijo y distanciamiento social.

“En 2018, Tucumán fue vital en el rechazo de la Ley del Aborto. Este 2020 también marcará un hito en la defensa del Niño por Nacer. Una nueva Batalla de Tucumán se avecina y es por la vida”, expresa el comunicado de Autoconvocados por la Vida.

“Si se apruebe la ley en Diputados nosotros seguiremos haciendo lo que esté a nuestro alcance para que no se apruebe en senadores”, afirma la doctora Sara Álvarez, de Médicos por la Vida.

Jornada de oración

Desde la Pastoral de Vida y Familia de la Arquidiócesis, se convocó a una jornada de adoración y oración por 24 horas en la parroquia de Cristo Rey, avenida Mate de Luna 3906. La jornada se hará desde mañana a las 23 hasta viernes a la medianoche.