"El fútbol sin gente no es fútbol", dijo César Luis Menotti en una nota publicada por el diario español Sport en marzo, cuando poco y nada se conocía de la pandemia de coronavirus. "Entrené toda mi vida para los jugadores y el público, es lo que nos hace feliz a los entrenadores", seguía el "Flaco", uno de los dos entrenadores campeones del mundo con la Selección argentina junto a Carlos Salvador Bilardo. Palabra autorizada.
Y cuando uno va a una cancha con las tribunas vacías siente que falta el espíritu. Ni hablar de lo que sufren los hinchas lejos del "tablón", un lugar al aprenden a amar desde chicos, por una cuestión de herencia o por el sentido de pertenencia. Todo se magnifica teniendo en cuenta que hablamos del fútbol argentino, donde la gente también sabe ser protagonista desde su lugar.
Pero en el Monumental José Fierro hay hinchas. Son pocos, privilegiados, su trabajo les permite poder decir presente pese a un contexto que parece una pesadilla. "Pienso en los socios y fanáticos que darían todo por estar. En el partido de Copa Sudamericana (ante Independiente) no pude venir y tuve que verlo por televisión, fue muy difícil", asegura Luis López uno de los integrantes del departamento de prensa del "Decano". Su compañero, Rodolfo Gérez Cardozo, coincide: "poder estar hoy toma un valor agregado; dejó de ser algo rutinario, que lo haces cada dos semanas. Sentís sensaciones ambiguas porque a pesar de la alegría de ganar todo se desarrolla en un silencio por la situación que se está viviendo". "En los goles ni siquiera te podés abrazar con el que está al lado, tenés que medirte y frenarte porque no corresponde en este momento", detalla el encargado de las redes sociales del club.
"Para mí jugar sin público le resta peso a la localía. Con los hinchas en la cancha al partido con el 'Rojo' lo dábamos vuelta. Aquí la gente se hace sentir, no es nada nuevo lo que digo", opina Juan Antonio "Negro" Vázquez, el canchero que no paró ni un día de la extensa cuarentena para dejar el campo de juego como una mesa de billar.
En 25 de Mayo y Chile es todo con sonido ambiente. Se escuchan los gritos de Sebastián Beccacece pidiendo una roja para Cristian Lucchetti. Se puede apreciar también cuáles son las voces de los jugadores que ordenan a sus compañeros dentro de la cancha. Una película diferente a la que se vivía hasta hace unos meses. Ningún "decano" se imaginó que el encuentro ante River (en marzo de este año) sería el último de 2020 en el que iba a alentar al equipo desde las cuatro cabeceras del estadio.
Matías Albaca, de "Atlético Monumental", uno de los programas partidarios históricos, señala que fueron meses muy duro: "para cualquiera que tenga la posibilidad de venir es algo muy lindo. Poder ejercer el oficio periodístico me da este pequeño privilegio". "Tengo amigos que me mandan mensajes diciendo 'haceme entrar', prometen asados y ese tipo de propuestas", añade.
Lo cierto es que quedan varios meses para que el Monumental vuelva a tener el color que acostumbra a tener en cada duelo. Mientras tanto, habrá lugar para muy pocos: los que tienen que trabajar en donde todos quisieran estar.