Se construyó en 1881, con planos aprobados por el ingeniero Guillermo White. Mide 28 metros de altura y 365 metros de largo. Fue uno de los logros más importante de una época en la que Argentina era considerada una potencia ferroviaria en el mundo.
Es una obra de características casi únicas en toda Sudamérica. Para su construcción se emplearon 5 millones de ladrillos de formato inglés, realizados en la zona de El Cadillal, con una revolucionaria técnica que los convierte, por composición y compactación, en casi una piedra sólida. Cuenta con 25 arcos de medio punto que se apoyan en 24 pilares de 21 metros de altura.
La obra tardó casi tres años y se inauguró en 1884. Era el paso ferroviario desde Tucumán a la ciudad salteña de Metán. Pero, con los años, las antiguas locomotoras a vapor -para las que fue calculada la obra- dieron paso a otras más modernas, y el viaducto ya no podía usarse. Además, la erosión causada por las lluvias hicieron aparecer fallas hacia 1922. Y en 1927 se clausuró. Se encuentra a 27 km al norte de San Miguel de Tucumán y a 3 km de la ruta. El Viaducto El Saladillo conforma un cóctel de ingeniería, historia y aventura para el visitante.
Pese a ser declarado de Monumento Histórico Nacional en 2000, sigue siendo vandalizado por manos inescrupulosas que día tras día se roban los ladrillos. En febrero de 2009 se hicieron intentos de una puesta en valor y de impulsar una explotación turísticas, pero esos planes, lamentablemente, no prosperaron.