Con martillos y machetes, los ocupantes del predio de avenidas América y Francisco de Aguirre seguían trabajando en la construcción de techos, paredes y medianeras rústicas. Troncos cortados, maderas, lonas, plásticos y chapas son los materiales que estas más de 150 familias encuentran para la erigir sus precarias viviendas. En el medio surge una pregunta: “¿se sabe algo? Algunos dicen que mañana nos desalojan”.
Muchas de estas personas se enteraron por LA GACETA de la audiencia judicial de ayer, que concluyó con una orden de desalojo que se efectuará hoy. Algo que la mayoría de los consultados imaginaba pero que hasta ayer a la tarde no podían confirmar.
“Sabíamos que esto podía pasar, que la Justicia determine sacarnos de aquí. Si mañana (hoy) vienen y nos plantean de buenas maneras las cosas, nos iremos. Después de todo, sabemos que esto no es nuestro”, explicó Pablo González. El hombre habló en nombre de sus compañeros, que compartían un asado sobre la ancha platabanda de avenida América. “Hay como cinco dueños; todos los días aparece alguien nuevo reclamando este predio. ¿A quién le creemos? Si nos quieren correr, nos iremos, pero que nos muestren títulos de propiedad y que prometan que empezarán a hacer algo en este lugar. No puede volver a pasar algo como lo que le ocurrió a la nena de nueve años la semana pasada”, agregó el vecino, refiriéndose al caso de Rocío Abigail Riquel, quien el domingo 18 de octubre fue interceptada, violada y asesinada en ese baldío. El acusado, José Antonio “Culón” Guaymás, fue asesinado a golpes tres días después. “Si corren a estas familias y no empiezan a construir algo, la gente volverá a tomar las tierras. Esto no volverá a ser un basurero”, completó González.
Las máquinas excavadoras de la municipalidad capitalina recorrían algunas calles internas que posee el predio. Desde hace días, de allí sacan desechos de todo tipo: limones, botellas, ropa, juguetes, etcétera. “Con suerte pasan una vez al año; si no fuera por lo que pasó hace unos días, hoy no estarían”, acotó Sergio Prado.
En otro sector del gran campamento montado por los vecinos de Abigail, un grupo de mujeres compartía una ronda de mates. El tema de charla no podía ser otro: el ya anunciado desalojo. Las señoras tampoco creen que vaya a haber resistencia al desalojo por parte de la mayoría. Aunque sí distinguieron a un grupo de personas que se instaló al fondo de ese enorme campo y que provendrían de otros barrios, como ser Villa 9 de Julio y Juan XXIII (“La Bombilla”). “Por ellos no podemos hablar, no nos dijeron cosas buenas de esa gente. Aprovecharon que acá empezó una ocupación de tierras y fueron a meterse en unos dúplex que están atrás, después los sacaron pero se instalaron a pocos metros”, explicó Eugenia.
Bajos recursos
“Aquí hay muchísimas familias; no estamos faltándole el respeto a nadie. Por muchos dueños que haya, la realidad es que este lugar está abandonado, es un monte. Toda esta gente necesita un lugar para vivir y ojo, nadie quiere las cosas gratis. ¿Por qué no mediar una solución?”, planteó Ana María Figueroa. Sostuvo que la necesidad habitacional de todos esos ciudadanos debe ser núcleo de debate también. “Tengo casi 50 años, toda mi vida viví sobre el canal, hice mi casa allí y sufrí las veces que las tormentas me llevaron todo. Siempre trabajé para mantener a mis dos hijos, que ya están grandes y necesitan tener lo suyo. Con los sueldos que tienen no pueden comprar ni alquilar algo”, argumentó la mujer, que trabaja como empleada doméstica.
Los sueldos, pensiones y otros subsidios de quienes habitan esas tierras no alcanzan, aseguran las vecinas. ¿De cuánto dinero se está hablando? “En un mes de trabajo, uno llega a un sueldo de $ 10.000 aproximadamente. A quienes cobran alguna pensión o un plan social de entre $3.000 o $ 4.000. Apenas alcanza para comer y pagar servicios; con un ingreso así es imposible pagar $ 1 millón por un terreno. Jamás se podrá acceder a un lugar si no se fijan precios accesibles y formas de pago”, enfatizó Dionisia Rodríguez.
“No sabemos qué nos esperará mañana (hoy); si la Justicia viene y habla en buenos términos con nosotros, nos iremos. No habrá problemas. Aquí hay mujeres con hijos, madres solteras y jóvenes que vienen a buscar su lugar porque ya no pueden seguir viviendo 10 hermanos en una casa. Más allá de que esto evidencia una gran necesidad habitacional, no hay que olvidarse de que esto fue una protesta también, para que los dueños, si de verdad son propietarios, limpien este terreno”, reflexionó Carlos Quiroga. El vecino, en compañía de su sobrina, recordó a Abigail y el horrible crimen que sacudió a la familia Riquel y al barrio. “Esto no puede volver a ser un basural; no nos merecemos vivir así. No podemos estar temiendo que los niños salgan porque en la esquina tenemos un nido de delincuencia”, concluyó. (Colaboración: Santiago Re)
Cronología de los hechos
1- El 18 de octubre, Abigail Riquel, de 9 años, fue asesinada por un violador que la interceptó en el predio de América y Francisco de Aguirre
2- Numerosos vecinos realizaron marchas. Otros lincharon al acusado del crimen. El 21 de octubre algunos residentes tomaron el predio.
3- Los vecinos denuncian que otras personas decidieron usurpar también. Entre ellos, algunos transas de otros barrios distantes.
4- Tras la orden de desalojo, los allegados a la niña aseguran que se irán si les prometen que los dueños realizarán mantenimiento del lugar.
Espera
La policía aguardaba la notificación para organizar el operativo de desalojo
“Estamos esperando la notificación oficial para organizar el operativo. La Policía cumplirá con la medida judicial, no tengan dudas”, aseguró el jefe de Policía, Manuel Bernachi. “Las versiones que nos llegaron es que tiene algunos pedidos puntuales que vamos a acatar. Cuando seamos notificados, se organizará el operativo con el personal que se crea necesario para poder intervenir”, agregó el titular de la fuerza a LA GACETA. “Esperemos que la gente que ocupó estas tierras entienda que hay una medida judicial que se debe cumplir. No hay opciones. Lo que menos queremos hacer es utilizar la fuerza para realizar nuestro trabajo, pero si es necesario, lo haremos. La Policía siempre estuvo controlando y trabajando para que esta situación se resuelva de la mejor manera”, concluyó Bernachi.