Hagamos un pequeño repaso sobre lo que significan las peatonales y cómo surgieron. Según la historia los pasos o sendas peatonales existían en la época el imperio romano en algunas ciudades tales como Pompeya. Dichos pasos eran usados con el fin de que los peatones no se ensuciaran con el barro, en el que se mezclaba el polvo con las cenizas del Vesubio. La delimitación se hacía con piedras, y los peatones caminaban sobre ellas para evitar el lodo.
En la época moderna, no fue sino hasta 1949, en Inglaterra, cuando George H. Charlesworth se planteo cómo hacer para que las personas no fuesen atropelladas ante el creciente tránsito vehicular. Tras dos años de experimentación se decidió, el 31 de octubre de 1951, sancionar una ley al respecto. En 1961 el ministerio británico de Transporte encargó al ingeniero escocés Colin Buchanan el estudio del tránsito urbano en las ciudades de ese país. En 1963 se publicó el “Informe Buchanan” o “El Tránsito en las ciudades”. Allíse menciona “los recintos ambientales”, en los que, gracias a la restricción del tránsito, se mejoraría la calidad de las zonas residenciales. De allí en más diferentes países, primero en Europa y luego en todo el mundo, fueron adoptando y adaptando los resultados obtenidos en Inglaterra según sus propios usos y costumbres. Así llegamos a las actuales peatonales, arterias donde no circulan vehículos.
En Tucumán
Las peatonales de calles Mendoza y Muñecas, con sus zonas de influencia en 25 de Mayo, San Martín, Maipú y Córdoba, son aquellas donde la población acude día a día para abastecerse de distintos productos. Por eso mismo, estas áreas se han constituido además, sobre todo durante esta pandemia, en un foco de atracción para aquellos que necesitan una actividad para subsistir.
Por todo esto es que podemos decir claramente que la peatonal palpita.