El avance exponencial de los contagios de covid-19 en la provincia preocupa sobremanera a las autoridades provinciales y municipales. Esto movilizó ciertas inquietudes que venían teniendo desde hace tiempo algunos jefes municipales de ciudades que rodean a San Miguel de Tucumán. Sucede que si bien el virus se extendió por todo el territorio, alrededor del 80% de los pacientes que fueron diagnosticados hasta el momento viven en los departamentos del conglomerado. A partir de que comenzaron a crecer los números, los titulares de los ejecutivos municipales tuvieron que tomar medidas en sus jurisdicciones y, lógicamente, a mirar con atención lo que hacían sus vecinos. La sensación de algunos dirigentes peronistas es que la Capital, más precisamente su intendente Germán Alfaro, no toma las determinaciones suficientes como para aportar a contener el coronavirus. En los reclamos que se hicieron públicos en los últimos días también se trasluce que, pese a la buena relación que mantienen por el momento con el gobernador Juan Manzur, el opositor es una figura que irrita al oficialismo local. Mientras, Alfaro permanece con un perfil público inusitadamente bajo. Puertas adentro, en el alfarismo ya se trabaja con las expectativas puestas en los comicios nacionales de medio término, en los que se renovarán parcialmente las bancas de diputados (cuatro de nueve) y totalmente las de senadores (las tres).
El blanqueo
El intendente de Las Talitas, Carlos Najar, fue el primero en salir a plantear sus reparos para con la administración alfarista. Es uno de los que tuvo que tomar medidas más rígidas que las dictadas por el Comité Operativo de Emergencias (COE). Si bien consideró que las determinaciones tuvieron buenos resultados, le recriminó a Alfaro el no tomar cartas en el asunto. “Vemos con preocupación lo que está pasando, el disparo de casos en San Miguel de Tucumán y la falta de medidas restrictivas”, consignó en LA GACETA PLAY. Añadió que todos los casos positivos en su distrito están relacionados con la Capital y apuntó, específicamente, a la falta de controles de circulación. En idéntico punto hizo hincapié el bandeño Darío Monteros, otro jefe municipal que tuvo que endurecer restricciones. Si bien aclaró que no quería polemizar, fue claro al considerar que su par “no está poniéndose al frente de esta pandemia como municipio”. Opinó que deslinda responsabilidades a la Provincia y que no se efectúan siquiera controles en los accesos. “Del lado de la capital no hay ningún tipo de control”, fulminó. Ambos coincidieron es que es fundamental que las acciones sean tomadas en bloque. No serían estos los únicos dos de la provincia que pensarían de modo similar en relación a la gestión alfarista.
¿Cómo recibieron en la Municipalidad estas críticas? Fuentes cercanas al despacho de la Intendencia consideraron que se trató de un “intento de hacer política” y no de un llamado al trabajo en conjunto. Creen que se intenta hacer reaccionar a Alfaro para que se inmiscuya en la temática sanitaria, de la que permanece intencionalmente alejado, según explicaron. En el Municipio todos sostienen que no se puede blindar San Miguel de Tucumán debido a la cantidad de vecinos de otras ciudades que deben trabajar o hacer trámites y, fundamentalmente, por la crisis económica. Repiten que parar la ciudad es parar la provincia y que es algo que no convendría a nadie. Enumeraron que se efectúan controles, que se sanitizan las veredas y que se está trabajando con el Ministerio de Salud en el centro de aislamiento del Complejo Ledesma y otro establecimiento para pacientes febriles.
Adelantaron también que Alfaro seguiría en segundo plano y que se respetarían a rajatabla las disposiciones del COE. “Parece que les incomoda que Alfaro no esté asociado a la pandemia”, renegaron por allí.
En otro sector del Partido para la Justicia Social (PJS), más arriesgado en su mirada, subrayaron que estas observaciones estarían relacionadas con la interna del oficialismo y que podría tener que ver con que a parte del jaldismo le molestaría la relación de concordia que mantienen Alfaro y el gobernador, Juan Manzur. Prevén que habrá más cuestionamientos como estos ante el temor de una “posible alianza”. Una teoría que se desarma, si se tienen en cuenta las afinidades de los intendentes oficialistas, que son variadas.
Durante los últimos meses, Alfaro se mostró en público y en privado relativamente cercano al mandatario. La necesidad de recursos y la emergencia sanitaria estarían propiciando el buen vínculo. Pero tanto en el manzurismo como en el entorno de Alfaro saben que no durará más allá de la pandemia, pero que la conveniencia es mutua por ahora.
En el PJS están concentrados en 2021 y a la larga esperan retomar el discurso crítico para pararse como referentes de la oposición.
Por otro lado, habrá que ver si este chisporroteo entre intendentes tiene más repercusiones. Alfaro no ha respondido, sí algunos funcionarios. Con el pasar de los meses se verá con más claridad cuál de los pronósticos arriesgados por los diversos sectores se cumple.