Lo siguen despidiendo con elogios que conmueven hasta las lágrimas y anécdotas que llevan a las risas. Emociones que en vida también causaba Eduardo Deheza que el domingo por la tarde sufrió un accidente en el que perdió la vida en la zona de Vipos, al norte de la provincia. El piloto había despegado desde San Javier para realizar un vuelo cross country, su especialidad, con la intención de siempre: tratar de marcar un récord.
Piloto e instructor, Deheza contaba con una trayectoria de 35 años. Su accidente enlutó nuevamente al vuelo libre tucumano, aunque en circunstancias diferentes. “Este es un nuevo golpe. Es el primer piloto que muere en Tucumán”, precisó Elías Pérez, amigo de Deheza que comenzó al mismo tiempo que “Chupete”, como era apodado. Pérez recordó otros eventos en los que tucumanos perdieron la vida: en 2006, pero en Chile, Tomás López Rubio se accidentó en el “Open de Santiago” y en 2017, en San Javier, Natalia Vargas cayó mientras realizaba un vuelo biplaza (Deheza, según la Justicia, tuvo responsabilidad civil por su condición de manager en la empresa de parapente Loma Bola cuyos responsables también fueron imputados).
“Son tres casos muy diferentes. Supongo que un bajón va a traer porque, además de ser muy querido, era un referente”, apuntó sobre la sólida reputación que Deheza tenía como profesional del vuelo libre. “Tuvo mala suerte porque lo que él hizo, se lo hizo muchas veces”, comentó Pérez.
Adrián Acosta, múltiple campeón en todos los niveles y ganador del premio LA GACETA de vuelo libre en varias ocasiones, consideró que deportivamente no debería afectar la actividad. “Esta es una cuestión que forma parte de los riesgos propios del deporte. Es como el automovilismo, donde eventualmente un accidente fatal ocurre. Hay circunstancias excepcionales, como las de esta situación en la que hubo un incremento del viento y la mala suerte de un golpe fatal”, opinó Acosta que también mantenía una intensa amistad con Deheza.
Según se pudo saber, el seis veces campeón argentino tuvo un golpe en la cabeza y los trascendidos de testigos indican que ya casi había aterrizado en una finca de la ruta nacional 9. “Siempre hay algún error del piloto. Aquí fue no haber apreciado el incremento del viento o quizás haber salido en un día en que podía incrementarse. Eduardo lo percibió, por eso decide aterrizar, con tan mala suerte que es en el aterrizaje cuando ocurrió el problema. Somos conscientes de que es un deporte que tiene su riesgo. Tratar de minimizarlo es clave”, explicó el parapentista.