Para ellos no hay cuarentena. Si bien respetan todo el protocolo de bioseguridad, distintas realidades los llevaron a una realidad que los obliga a salir a la calle y rebuscárselas.

En las peatonales del microcentro, donde cada vez se observa menos gente circular debido al coronavirus, están presentes. Cada uno con su talento, los artistas callejeros aportan su dosis de buena onda a la vida de pandemia.

FOTO LA GACETA/ANALÍA JARAMILLO

José Gabriel Martínez es de Venezuela, tiene 19 años y toca el acordeón desde los 11. Lleva nueve meses en Tucumán, donde no tiene ningún ingreso. Al principio trabajó en una cafetería, pero luego la pandemia cerró las puertas del local.

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Algo similar les sucede a Juan Ángel, de 27 años, y a Wilson Santana, de 25. Antes los contrataban para tocar la guitarra en fiestas y en bares, pero ahora con la cuarentena sólo les queda la peatonal.

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También está Elías Andraos, de 16 años, el flautista de la peatonal. Cuenta que lo que recauda en la calle es para ayudar a su madre que se quedó sin trabajo

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Fernando Orieta lleva 32 años dibujando en la peatonal. A él le va un poco mejor: dice que nunca dejó de tener trabajo pese a la cuarentena y que sus clientes le envían pedidos por WhatsApp.

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Al igual que el joven venezolano, Ernesto Andrés toca su acordeón. Se lo puede escuchar en la peatonal Muñecas casi todas las mañanas.