“La decisión es inmodificable, incluso con la dimisión de Josep Bartomeu”. El mensaje que salió desde el entorno de Lionel Messi fue terminante. El crack tiene asumido que no quiere seguir jugando en Barcelona, lo hizo saber y pese a que desde el club siguen buscando la manera de hacerle cambiar de opinión, da la sensación de que no quedará otro remedio que las partes se sienten a negociar y encuentren la mejor salida posible.
Cansado de ser el centro de las críticas y de cargar con todas las culpas de un equipo que desde hace varias temporadas perdió el brillo total, Messi avisó que pretende seguir su carrera en otro lado. Pese a que a su vínculo con la institución le queda un año más, sus abogados entienden que tienen la potestad de obtener la libertad de acción para marcharse gratis a donde “Leo” quiera. El contrato cuenta con una cláusula de escape del que puede hacerse uso de manera unilateral. Sin embargo, la CD de Barcelona asegura que esa posibilidad expiró el pasado 10 junio.
Como en cualquier litigio, cada parte intenta salirse con la suya y tensa la cuerda sin medir las consecuencias que pueden acarrearle a su rival en la cuestión. Así, desde el entorno de Messi alzaron la voz apostando a obtener la libertad de acción y desde el club lo frenaron en seco. “De la única manera que se vaya ahora es pagando los 700 millones que vale la cláusula de rescisión”, aseguraron.
Cualquiera de los dos escenarios parecen improbables. Ningún club está capacitado para abonar esa exorbitante suma sin incumplir el Fair Play financiero dispuesto por FIFA. Por otro lado, hay muchos que aseguran que Lionel tampoco quiere irse mal del club. Está dolido por la situación, sí; que no está a gusto, también; que no se siente con fuerzas de liderar casi una refundación futbolística, claro. Pero no pretende ser desagradecido con una institución que lo formó no sólo como futbolista.
Las jurisprudencias de FIFA y el TAS explican que ante todo prima el derecho laboral de un futbolista. Nadie priva la posibilidad de seguir con su carrera por lo que llegado un caso extremo le concederán el transfer a Messi en el momento que su nuevo club solicite su fichaje. Todo eso, al margen de una hipotética disputa legal entre las partes.
Messi quiere buscar nuevos horizontes pero Barcelona avisó que no lo liberará. Así, no queda otra que las partes se sienten a dialogar y encuentren algún punto en común para evitar que la ruptura arroje las menores heridas posibles.
En las últimas horas el futbolista mostró algo de su buena predisposición para intentar llegar a un acuerdo. Si bien varias versiones indicaban que no asistiría a las pruebas PCR para saber si tiene covid-19 antes de presentarse al primer entrenamiento de Ronald Koeman, el lunes, desde su entorno avisaron que él seguirá con su rutina y sus obligaciones mientras sus allegados definen su futuro.
Si bien por estas horas todas son especulaciones, Manchester City aparece como el principal destino. Su amistad con Sergio Agüero y el DT Josep Guardiola parecen inclinar la balanza. Incluso, trascendió que el “10” habría hablado con Neymar para volver a a juntarse, ahora en Inglaterra. Emisarios del City viajarían en las próximas horas a Barcelona para dialogar cara a cara con su papá. Sin embargo, PSG (dispone de una billetera qatarí que no tiene problemas en abonar lo que exiga Messi), Inter y ahora Manchester United aparecen como otras opciones.
Lo principal será ver qué busca “Leo” para el final de su carrera. ¿Tiene ganas de cagarse otra vez la responsabilidad de ganar la Champions en clubes que nunca lo consiguieron como el City y el PSG? ¿O prefiere transformarse en la carta mágica para que dos grandes el viejo continente como Inter y el United retornen a lo más alto? Para eso habrá tiempo, lo único concreto es que su decisión de salir de Barcelona no tiene vuelta atrás y llegar a un acuerdo favorable para todos parece ser la única manera de evitar un escándalo.