Aunque la covid-19 pueda contagiar igual a las personas sin importar su clase social o su condición económica, el Ministerio de Salud presta especial atención a los barrios pobres o vulnerables. Luis Medina Ruiz, secretario ejecutivo médico del Sistema Provincial de Salud (Siprosa), explica que se trata de conglomerados con tres características: están densamente poblados, hacinados y tienen carencias estructurales. “En muy pocas manzanas hay mucha población, no siempre cuentan con agua potable u otros servicios. El hecho de no tener en las viviendas distancia entre persona y persona aumenta las posibilidades de contagio. Si en un ambiente hay ocho personas se favorece el contagio”, explicó.

“En el Siprosa siempre tuvimos como mirada considerar a los barrios vulnerados, como dice la ministra Rossana Chahla, bajo radar: los barrios pobres, los centros de diálisis y los geriátricos son puntos en donde si aparece un paciente positivo, es muy probable que se extienda con rapidez al resto de la población”, agregó el funcionario. Explicó que el listado de Salud considera a más de 100 barrios de estas características en el Gran San Miguel de Tucumán. En esa cartera sostienen que han realizado 94 operativos de Búsqueda Activa de Febriles, que se trata de campañas para testear síntomas, repartir kits con elementos de bioseguridad para explicar su uso y realizar una capacitación sobre rutinas de cuidado.

Para Paula Boldrini, investigadora de Conicet y coordinadora del Programa Mhapa en el Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (CONICET-UNT), hay distintos elementos que definen a un barrio como vulnerado o popular y estimó su población. “La superficie que ocupan los barrios populares alcanza alrededor del 8% de la superficie del Gran San Miguel de Tucumán, que representa tentativamente unos 100.000 habitantes que viven en estos territorios”, explicó Boldrini para tomar en cuenta el alcance de la densidad poblacional en estos barrios (se informa por separado).

TESTEOS. El Siprosa se instaló en una plaza para chequear síntomas.

“No se baja de fase para preservar la economía porque muchas personas, sin comercios y actividades habilitadas no tienen cómo subsistir. No somos egoístas, en la balanza se pone la situación sanitaria, económica y el comportamiento de los ciudadanos”, dijo Medina Ruiz.


Abordaje

Medina Ruiz contó que la nominalización de los habitantes les permite analizar la situación manzana a manzana. “Lo primero que se debe hacer es identificar los pacientes positivos en el mapa, cuadra a cuadra. Por eso hacemos una geolocalización. Cuando hay un determinado número de pacientes en una manzana nos reunimos para analizar estrategias de foco: en Lastenia y el Barrio Municipal de Concepción se optó por el cierre con vallas. En Las Talitas tuvimos un problema similar pero era más complejo por la aparición diseminada de pacientes, por lo que se optó por medidas de cierre virtual, con el aislamiento de positivos y de sus contactos en los hogares”, explicó el funcionario.

“En una vivienda de un barrio donde están dadas las condiciones sanitarias para el aislamiento, se pueden quedar en su casa a la espera del hisopado para determinar qué medida se tomará. Sino, se traslada a pacientes a centros de aislamiento hasta tener el resultado, dependiendo del análisis de cada caso. Todo depende del momento en que descubrimos el foco, las características de la zona, las condiciones de las viviendas... cada caso es diferente. Ahora estamos superponiendo en un mapa los adultos mayores y personas con comorbilidades con los positivos. Si hay positivos y personas en riesgo cerca sin posibilidades de aislamiento, aislaremos a las personas en riesgo. En El Sifón no se considera en este momento el cierre”, profundizó.