Camilo Albornoz quizás no sea el jugador más experimentado o representativo del plantel de Atlético. De hecho, tiene apenas un partido jugado en Primera y mira a compañeros como Cristian Lucchetti, Leandro Díaz, Javier Toledo o Jonathan Cabral (entre otros) desde abajo, como si fuera un ñiño. Aún así, sus palabras después de lo que fue el primer entrenamiento presencial del plantel en casi cinco meses, son las que sintetizan a la perfección la primera jornada. “El reencuentro estuvo muy lindo. Es una sensación hermosa volver a correr al aire libre con sol y tocar la pelota. Estoy muy contento”, le dijo el defensor a LG Deportiva.
¿Qué jugador de los aproximadamente 20 que estuvieron ayer en el complejo José Salmoiraghi no coincidiría con Albornoz? Simples y sinceras palabras para algo una vuelta que tiene todo para ser compleja. Y eso que en nuestra provincia el virus no alcanza los niveles de Buenos Aires, algo que se vio reflejado en la cantidad de casos positivos detectados en otros clubes.
Divididos en dos turnos para evitar las famosas conglomeraciones, los jugadores llegaron bien temprano: antes de las 8. Cualquiera diría que un 10 de agosto a las 7 de la mañana tendría al frío como protagonista, pero no. Tal como dijo Albornoz, el sol también estaba allí presente, acompañando el sentimiento del plantel: felicidad por estar de vuelta. Un momento ideal para tener el último día del pequeño verano que tuvo nuestra provincia en la última semana.
Primero hubo que testearse (otra vez) pero esta vez con las pruebas serológicas, las más rápidas. Todos dieron negativo y se encendió la luz verde para jugar a la pelota con otros chicos y al aire libre. Tan simple como eso, tan simple como lo que -recordemos- nos dijo el jugador “decano”.
Esa felicidad podía palparse aún con las puertas cerradas que ordenó AFA para todos los ensayos, al menos por ahora. Podía palparse aún en un entrenamiento que tuvo mucho de físico y nada de futbolístico. “La primera y la segunda semana de trabajo serán sin carga táctica, por una cuestión de distanciamiento. Después veremos”, explicó el ayudante de campo de Ricardo Zielinski, Emmanuel Depaoli. El entrenador en jefe decidió parte de esta estrategia para trabajar con su plantel aún en Buenos Aires, de donde intenta volver por estas horas. Será lo más parecido a una pretemporada, después de todo son cinco meses sin fútbol oficial.
La felicidad de volver a jugar a la pelota (expresión que usamos cuando somos niños), se notaba en Lucchetti. Con 42 años cumplidos durante la cuarentena, el arquero volvió a entrenarse. Justo un termómetro en los jugadores cercanos al retiro. Las ganas de presentarse en la práctica siguen firmes en el “Laucha” incluso cuando por momentos estuvo más aislado que todos, de acuerdo a los modos en los que practica los arqueros. Incluso cuando tuvo que usar barbijo por una parte del entrenamiento. El resto tenía permitido sacárselos en el campo pero no así los entrenadores y preparadores físicos. Todo un síntoma de la nueva normalidad. Pero no había nuevas reglas que pudieran con esa felicidad del primer día.
También se sentía esa alegría en Guillermo Acosta. El “Bebé” fue sometido a una operación odontológica en las últimas horas pero igualmente no se quería perder la sesión del regreso. “Fui a entrenarme pese a estar operado, quería estar”, admitió el volante. Nada iba a sacarle esa sensación de correr al aire libre en el predio “decano” como resumió Albornoz. Aún cuando terminó corriendo solo justamente por la operación y porque tuvo, en consecuencia, que hacer trabajo diferenciado del resto de sus compañeros.
Los grupos
El resto se dividió en grupos de a seis. En el primer turno y en la cancha 1, a cargo del “profe” Cristian Mustafá, trabajaron Albornoz, Díaz, Gabriel Risso Patrón, Augusto Lotti, Franco Pizzicannella y Nicolás Laméndola. Paralelamente, en la cancha 2, lo hicieron Daniel Ibáñez, Mauro Osores, Hernán Rosales, Abel Bustos, Jonás Romero, Kevin Isa Luna y Ramiro Ruiz Rodríguez, quienes siguieron las instrucciones de otro “profe”, Claudio Pérez.
A las 10.30 se entrenaron Cabral, Fabián Monzón, Javier Toledo, Gustavo Toledo y Agustín Lagos (además de Lucchetti). “Estamos muy contentos de haber empezado. Serán dos semanas de trabajos de adaptación”, dijo Alfonso Meoni, primer preparador físico y que se suma al sentimiento generalizado en Ojo de Agua: felicidad. Aunque sea una pretemporada, aunque aún no haya fecha definida para el regreso del fútbol y aunque haya una pandemia allá afuera. Por ahora, lo importante es que volvieron a entrenarse de forma presencial. Tan simple como eso.