En un operativo realizado en la zona de Leales, la Policía secuestro casi 200 kilos de pescados a miembros de una familia que se dedican a la venta ilegal de este tipo de alimentos a través de las redes sociales.

Los efectivos de la Dirección de Delitos Rurales y Ecológicos realzaron ayer un operativo de control por los abandonados caminos del este tucumano. Se toparon con una camioneta Renault Duster en la que se trasladaban padre e hijo. Al requisar el vehículo, descubrieron que en la caja trasladaban 60 ejemplares de dorados (especie que está protegida por Ley y está prohibido su sacrificio) y unos 10 sábalos, que pesaban aproximadamente 190 kilos. También encontraron siete redes que eran utilizadas para capturar los peces.

“Estamos trabajando en conjunto con las áreas específicas para combatir la pesca y la caza ilegal. Hemos realizado varios secuestros en los últimos días y seguiremos con los operativos”, indicó el titular de la división comisario Jorge Díaz. “La gente tiene que entender que no sólo se está destruyendo el ecosistema de la provincia, sino que los pescados que comercializan son mantenidos y trasladados sin cadena de frío, por lo que representa un serio peligro para la salud pública”, agregó el funcionario.

Los demorados, cuyos nombres no pueden ser publicados por razones legales, se dedican a la venta de pescados a través de las redes sociales y son proveedores de los puesteros que se instalan en la vía pública para comercializar pescados. Según explicaron fuentes policiales, tienen su centro de acopio y son reincidentes en nuestra provincia. También fueron descubiertos haciendo la misma actividad ilegal en Salta y en Santiago del Estero.

En nuestra provincia, la pesca furtiva con fines comerciales no está contemplada como un delito que tiene un castigo penal, sino como una infracción, por lo que los policías sólo están autorizados a secuestrar los peces y los elementos que utilizan para depredar ríos y lagos.

En otras tierras, donde se protege el medio ambiente y la pesca es considerada como una usina más del turismo, a los furtivos se les aplica una dura condena, más aún si son reincidentes.