“Siempre fui una persona frontal. Eso marcó mi carrera e impidió que trascendiera más en el fútbol”. Héctor López reconoce sus errores y ensaya una autocrítica. A los 39 años repasa su trayectoria y admite que dejó pasar el tren de las oportunidades cuando atravesaba un gran momento futbolístico en Atlético. Hubo un momento clave en 2009, cuando mantuvo una discusión con Mario Leito, presidente del club.
“Eso se magnificó en su momento. Discutimos por los premios, pero no pasó de eso. No hubo agresión física ni nada parecido, como se dijo. Todo se originó por una diferencia económica con varios jugadores que logramos el ascenso a la B Nacional. Reclamamos lo que entendíamos nos correspondía porque los dirigentes querían pagarnos la mitad. Eso fue todo”. También fue el principio del fin de su paso por el “Decano”.
- ¿Luego de más de 20 años de trayectoria que te dejó el fútbol?
- Mis amigos siempre me hacen esta pregunta. Yo les digo que no me alcanzará la vida para agradecer todo lo que conseguí como futbolista. Me considero un dichoso y un bendecido por lo me tocó vivir en este deporte. Todo lo que conseguí se lo debo al fútbol. También tengo que agradecerles a mis abuelos. Ellos me criaron y me acompañaron cada vez que tenía que jugar. Fueron los pilares de mi formación.
- Tenías todo el potencial para ser figura en un nivel destacado. ¿Qué pasó que no pudiste alcanzar ese objetivo?
- La manera con la que me manejé para tratar temas que me parecían injustos y me costó más de un dolor de cabeza. Desde que salí de UTA para sumarme al plantel de Atlético mi meta era triunfar en el fútbol para devolverle a mi familia todo lo que habían hecho para criarme. Quería jugar en Primera y luego tener una experiencia en el exterior. No pude hacerlo por varios factores. Crecí en un pueblo chico y me costaba alejarme de mi familia. Cada vez que iba a otra provincia la angustia era tremenda. Sólo quería volver para estar junto a mis abuelos. Cuando estando en UTA me ofrecieron ir a probarme en clubes de Buenos Aires no acepté por eso.
Defensor de sus derechos
- Los desbordes emocionales te provocaron dolores de cabeza en más de una oportunidad a lo largo de tu carrera.
- No lo voy a negar. Siempre defendí mis derechos porque no me gusta la injusticia. Muchos decían que era una persona conflictiva cuando no es cierto. Tal vez pagué las consecuencias de no tener un representante que hiciera valer mis derechos. Tuve que luchar para conseguir lo que a mi entender era justo.
- Siempre fuiste muy profesional a la hora de entrenarte. Esto hizo que te ganaras el reconocimiento de los preparadores físicos.
- Una de mis mayores virtudes fue la resistencia física. Eso me caracterizó desde chico. Recuerdo que cuando iba a la escuela secundaria de San Andrés, el profesor de educación física elogiaba el desempeño que mostraba a la hora de ejecutar los ejercicios de resistencia que me ordenaba en las clases. Un día llevó a la escuela a un muchacho que era maratonista para que interviniera en una maratón que organizaba la escuela y de la que participaron como 30 alumnos del colegio. Teníamos que correr cinco kilómetros. Para sorpresa de muchos terminé ganando y le saqué una diferencia de un kilómetro. El muchacho estaba sorprendido. No podía creer que no fuera una maratonista federado por la resistencia que tenía para correr.
- ¿Cómo observás hoy la actualidad de Atlético?
- Con la alegría que puede sentir alguien que se siente parte de la construcción de la base de lo que hoy se vive en el club. La mayor alegría que me dio el fútbol fue aquel ascenso que logramos en 2008 y que tanto festejó la hinchada. Observar que Atlético se puede dar el gusto de competir a nivel internacional es algo que al llegar a la institución parecía un sueño imposible. Esto se logró porque se apostó a un proyecto serio y se lo bancó más allá de que en un primer momento no se lograron resultados positivos. Algunas veces, cuando miro los partidos por televisión me imagino ubicado en alguna de las tribunas del estadio Monumental celebrando junto con la hinchada que siempre me apoyó cuando defendí esa camiseta hace algunos años.
Preocupado
El “Arenero”, apodo que le puso el periodista Juan Carlos Álvarez porque en su niñez ayudaba a su abuelo a retirar arena desde las márgenes del río Salí, sufre como todo el mundo debido a la pandemia. En los últimos días, la aparición de varios casos positivos en Lastenia obliga a tener mucho cuidado y López está preocupado, ya que reside en San Andrés junto a su esposa Gisell y el pequeño Braian, su hijo de tres años.
“Estamos cerca de esa zona y tenemos que tomar todas las precauciones necesarias. Dios quiera que la gente que maneja la salud en la provincia pueda neutralizar rápidamente la propagación del virus porque esta zona es intensamente poblada”, señaló López, quien se formó en UTA y hoy admite los errores cometidos cuando tenía todo para consolidar su carrera.