La cuarentena provocó que la escuela se traslade a la casa. Pero no todo fueron deberes. Con imaginación y dedicación, Julián Andrés Cari transformó una tarea que le habían encargado sus maestros de teatro y de manualidades en el cortometraje que ganó el Creando en Casa II por decisión del jurado designado por LA GACETA y el Ente Cultural de la Provincia.

Creando en Casa II: premios para sabores franceses y tucumanos

El niño de 10 años empleó la técnica del teatro de sombras que le habían enseñado sus profesores. “Fue muy divertido porque primero tuvimos que armar la historia con ayuda de mi mamá Roxana y después dibujamos los personajes a mano, los recortamos y les pusimos los palitos. Mi papá Fabián nos ayudó a colgar la cortina que se caía y nos filmó, y después mi mamá compaginó todo, puso las voces y la música de fondo”, detalla.

Julián está agradecido de sus docentes: “nos envían las actividades y nos motivan a realizar trabajos tan originales como estos”. “Filmamos sólo cuando nos piden en el colegio. Hasta el momento llevo cinco videos filmados como tarea, y uno es más gracioso que el otro. En uno hasta aparece la perra”, recuerda.

El reconocimiento llega con $5.000 de premio, que ya sabe cómo distribuirá. “Quiero comprarme un libro que hace mucho quiero tener y para mis hermanos, Martín y Justina, un par de zapatillas para cada uno. Me gustó mucho participar. Sinceramente, no creí que mi trabajo resultara premiado ya que había muchos otros que estaban muy lindos”, destaca.

Precisamente Justina lo ayudó en la voz y la manipulación de los personajes de la historia “El monstruo de Julián”, un relato en verso de poco más de un minuto y medio, sobre una aparición que lo despertó en medio de un sueño. Pero este ser no quería asustar a nadie sino volver a encontrarse con su familia.

Obsesionados

En cambio, sí es de terror la propuesta con la que Leonardo Sandoval se consagró ganador en mayores por el voto de la gente. “Obsesión”, sobre la violencia de género, consiguió 3.459 puntos.

“El obsesionado representa, en mi visión, a gran parte de una sociedad inmersa en una locura disfrazada de normalidad, donde muchos de sus personajes se encuentran enfermos. La violencia en sí misma desnuda la trama que vivimos a diario y que muchas veces supera la ficción del cine”, afirma el realizador, quien además protagonizó la filmación de su propuesta que transcurre dentro de una habitación.

LABOR FAMILIAR. Julián Andrés Cari tuvo la ayuda de padres y hermanos.

Sandoval reclama que todos los estamentos muestren y den claros motivos de reflexión para cambiar los parámetros impuestos. Su realización fue un trabajo familiar: su hijo mayor Leonardo lo ayudó con la cámara y su otro hijo, Aarón, hizo del cadáver de Marta en la ficción. “El corto duraba 10 minutos pero como exigían como máximo tres minutos, decidimos enviar la escena final. Muchos me piden verlo completo. Es una gran emoción el apoyo recibido, porque siempre intento contar historias para la gente y este es el mejor aplauso a mi trabajo y una caricia al alma de un simple artista tucumano. Les doy mi eterno agradecimiento”, señala.

La consagración implica $10.000. “Al dinero del premio lo invertiré en algo que me ayude a mejorar mi cine, en alguna herramienta de trabajo. Es difícil hacer cine independiente. Aprendemos a hacer magia para contar historias sin presupuesto, así que es un día de fiesta para devolverle a la gente nuevos y mejores trabajos. El cine me apasiona y hace uno años fundé el Club de Cine Tucumán, donde enseño, y con mis alumnos constantemente estamos creando cortos y dándoles vida a sueños e ilusiones que se enredan en mis pensamientos”, admite.

Su premisa identitaria está relacionada con crear un cine regional. “Porque mis historias siempre se desarrollan en algún lugar del norte argentino y muestran paisajes perfectamente reconocibles; popular para que las entiendan los críticos pero también cualquier obrero o estudiante y ambos sientan placer de verla; y en nuestro idioma porque quiero revalorizar nuestros modismos al hablar y también las lenguas originarias”.

Sandoval resalta que durante la cuarentena se multiplicaron y agravaron las situaciones de violencia de género, uno de los temas sociales que lo preocupan y sobre el que quiere dejar su mensaje, sin olvidar que el cine comenzó como un entretenimiento. “Podemos expresarnos a través de las imágenes y este concurso es una clara muestra”, sostiene.