Esta es una historia escrita en dos tiempos. Hace más de 70 años un grupo de paleontólogos argentinos encontró en inmediaciones del lago Colhué Huapial, al sur de la provincia de Chubut, restos fósiles de un pez que había convivido con los dinosaurios. Era carnívoro y de dientes puntiagudos, y superaba los seis metros de longitud. “Dimensiones dignas de los relatos de la película Big Fish. Aunque, en este caso, no se trata de un mito ni de una fantasía”, resalta el informe de la Agencia CTyS-Unlam.

Lo encontraron, y sus restos pasaron a formar parte de las colecciones del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), pero no se habían realizado investigaciones sobre ellos. Por eso, la publicación reciente de los resultados de los estudios que se hicieron permite, de algún modo, decir que nuestro Big Fish acaba de ser descubierto por segunda vez.

Segundo tiempo

Esta vez, investigadores del Laboratorio de Anatomía Comparada (Lacev) del MACN, del Conicet y de la Fundación Azara, se pusieron manos a la obra y establecieron que este pez gigante nadó por los mares de la Patagonia a fines del Cretácico, hace 70 millones de años, y podemos decir que era un gran predador. Pero también que el mundo era otro. “En esa época la cordillera de los Andes aún no había emergido y una gran parte del Océano Atlántico invadía las provincias de Mendoza, Río Negro, Chubut y parte de Santa Cruz; en este marco, la fauna era muy distinta de la que vemos hoy en día”, explicó a la Agencia CTyS-Unlam Federico Agnolin, investigador de las tres organizaciones.

“Las aguas de ese antiguo mar, conocido como ‘Mar de Kawas’, eran mucho más templadas y había gran variedad de peces y de invertebrados marinos como los corales; también había reptiles marinos del grupo de los plesiosaurios y mosasaurios, entre otros”, contó Agnolin. Y agregó: “con este estudio, sabemos que también había un pez carnívoro de dimensiones descomunales”.

Aterrador

El nombre científico de este género fósil es Xiphactinus y sus ejemplares se encuentran entre los peces depredadores de mayor tamaño que existieron en la historia de la Tierra.

A pesar de su gran tamaño, su cuerpo era notablemente estilizado y culminaba en una enorme cabeza, por cuya forma, en Norteamérica, también son conocidos como “peces bulldog”. Tenían grandes mandíbulas y dientes filosos como agujas, de varios centímetros de largo.

“De ese primer ejemplar ‘nuestro’ hemos podido estudiar el cráneo, más específicamente la boca, y también una vértebra- informó Julieta de Pasqua, autora principal de esta investigación-. Pero hay registros, en otras partes del mundo, de esqueletos completos, algunos de los cuales hasta preservan el contenido estomacal”.

Repensar supuestos

“Es la primera vez que se reporta un taxón de este tipo de peces del final del Cretácico tan al sur; sólo se lo conocía mucho más al norte. Había sido registrado en Estados Unidos y, muy recientemente, en Venezuela. El registro de este pez al sur de Argentina extiende muchísimo su distribución geográfica”, explicó a LA GACETA el paleontólogo Néstor Abdala, investigador en la Unidad Ejecutora Lillo.

“Eran animales profundamente carnívoros y parece que el cráneo formaba una especie de tubo suctor con el cual podía capturar a sus presas por la forma de la cabeza”, agregó Agnolin.

Este estudio, del cual también participó el investigador Sergio Bogan, de la Fundación Azara, fue publicado recientemente en la revista científica Alcheringa: An Australasian Journal of Palaeontology, con el título “First record of the ichthyodectiform fish Xiphactinus (Teleostei) from Patagonia, Argentina”.

La reconstrucción gráfica de nuestro “Big Fish” fue realizada por el becario del Conicet Sebastián Rozadilla.