Una charla de café sin edulcorantes en un bar del parque 9 de Julio. En la misma mesa, alcohol en gel, natural en tiempos de pandemia de covid-19. Ambos lanzan una sonrisa cuando se descubre una cumbre que, según coincidieron, debe darse cuanto antes para evitar lo que definieron como una catástrofe. Emilio Luque y Jorge Rocchia Ferro son dos de los principales industriales de la actividad azucarera tucumana. El primero administra dos establecimientos: el Concepción y el Marapa; el segundo, un complejo industrial que incluye los ingenios La Florida, Cruz Alta, Aguilares y una Bioenergética. Ambos hacen cuentas y dicen que la ecuación financiera para esta zafra no les cierra porque el precio de la bolsa de azúcar viene bastante deprimido, porque el alcohol no tonifica su valor desde hace siete meses, porque no hay financiamiento para la actividad y ahora porque deben afrontar un planteo sindical para subir un 38% los salarios de los obreros. El propio secretario general de la Fotia, el legislador Roberto Palina, había señalado que ese porcentaje debía ser retroactivo a mayo, en el que el salario más bajo debía tener un piso de $ 42.715 mensuales.
Luque, en ese sentido, indicó a LA GACETA que el incremento salarial que se está pidiendo, “no creo que sea injusto, pero sí demasiado elevado para los tiempos que estamos viviendo”. De acuerdo con sus cálculos, ese mayor costo fijo implicaría a la actividad una erogación extra de entre $ 170 millones y $ 190 millones anuales. “A nuestro juicio, esos aumentos son impagables porque no toman en cuenta lo que estamos padeciendo para seguir moliendo. Debemos buscar la manera de acordar los planteos sindicales con la realidad financiera de las empresas”, planteo Rocchia Ferro. Entre ambos industriales emplean a alrededor de 3.000 obreros en una actividad que, directa e indirectamente, genera unos 50.000 puestos en toda la provincia.
Números en la mesa
¿Cuál es el escenario existente? Luque y Rocchia Ferro afirman que los precios no son para nada competitivos y que hay un retraso significativo por falta de respuestas a las demandas industriales. Por caso, citaron que una bolsa de 50 kilos de azúcar puede costar ahora unos $ 1.500, cuando debiera estar entre $ 1.750 y los $ 2.000. Aún más, Rocchia Ferro llega a pronosticar que, hacia abril, cuando se sincere la inflación tras la cuarentena, la bolsa puede llegar a costar $ 3.500. El caso del alcohol es tan complicado como el del endulzante. Los industriales sostienen que el valor se estancó en $ 29,80 por litro y que eso no resulta competitivo para la producción. Aún más Rocchia Ferro, que también preside la Unión Industrial de Tucumán, volvió a pedir públicamente, la prórroga por cinco años de la Ley de Biocombustibles 26.093 y que el corte de bioetanol en nafta sea elevado del 12 al 15%, sin impacto fiscal ni para el consumidor. Ese planteo había sido formulado por diferentes organizaciones vinculadas con el sector azucarero.
Hasta ahora, 14 de los 15 ingenios instalados en Tucumán han producido más de 331.000 toneladas de azúcares equivalente, según los datos del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (Ipaat).
En su último relevamiento, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) había expuesto las “Alternativas de desarrollo de la zafra y rendimientos fabriles para la zafra 2020”.
En el escenario más pesimista, con malas condiciones para maduración, heladas severas y problemas en el desarrollo de la zafra, el rendimiento fabril fue calculado en 9,46%, con una azúcar estimada en 1.383.500 toneladas. Con un panorama más optimista (buena maduración, ausencia de heladas o leves), el rendimiento fabril estimado fue estimado en 10,75% y un volumen de azúcar estimada de 1.655.000 toneladas.
La pospandemia
Rocchia Ferro, a su vez, entiende que el gobernador Juan Manzur debería convocar a los distintos factores de la actividad azucarera para intentar acercar posiciones para que la zafra sea lo más tranquila posible. “Creo que la pospandemia será terrible y hay que prepararse para lo que se viene. Tal vez el formato de un consejo económico y social o cualquier otro puede ser el ámbito para discutir las políticas que se aplicarán hacia el futuro”, plantea. “La incertidumbre nos envuelve a todos por igual y hay que empezar a analizar cómo nos recuperaremos una vez que se descubra la vacuna contra la covid-19”, acota.
Luque, en tanto, cree que deben buscarse estrategias para sostener la producción de alcohol, ya que, de otro modo, habrá más azúcar con la consiguiente caída de precios. “El clima no deja de ser una preocupación. Se esperan heladas y no sabemos qué impacto tendrá en los campos”, señala. El empresario, más allá de estas cuestiones, considera que es valorable que la industria no ha dejado de trabajar, más allá de las dificultades para acceder a un financiamiento y con las limitaciones propias que impuso la pandemia.
“Hoy estamos preocupados porque se invirtió esperando una buena zafra y ahora nos encontramos con costos fijos que se elevan”, insiste. Luque, en ese sentido, puntualiza que no hubo apoyo por parte del sector público y tampoco pueden trasladar a precios los mayores costos. “No sabemos cómo resolver la ecuación. Vamos a producir hasta donde se pueda o nos alcance la plata. Se corre el riesgo de que no termine la zafra y de que quede caña en pie si no se toman medidas que contribuyan a alentar a la actividad azucarera”, finaliza.