Hoy se hace el Ramonazo, la fiesta popular que junta musiqueros y engalana a Tucumán.

Lo anuncia y lo describe Rubén Cruz, desde los tres primeros versos de su escrito. El 9 de julio se viene El Ramonazo, y cómo será de importante el evento que hasta tiene canción propia. El nombre, aumentativo del apellido Ramón alude, desde el principio, a la intención hacedora.

Todo empezó en un -posta- feliz cumpleaños con guitarreada de José Pepe Ramón, hace ya unos cuantos años. Esos cuantos están lejos de aquietar al empresario tucumano. “El Ramonazo de este año se diferencia en que lo transmitiremos por Canal 10 y por LA GACETA Play (Canal 11 de CCC). La otra gran diferencia es que esta vez es para toda la familia, con lo cual ya dejamos de juntarnos los hombres solos”, anuncia, entre risas.

“Queremos que cada uno celebre el Ramonazo desde su casa. Queremos hacer mucho hincapié en respetar todas las normas de sanidad y de seguridad de este momentos Se va a armar un escenario para que el programa sea bien dinámico. Va a ser un lindo horario, desde las 14 hasta las 20. La idea es que haya interacción permanente con los televidentes, que cada familia comparta fotos, comente, se integre a la fiesta”, describe.

- Hay otras novedades muy interesantes.

- Sí, este año sorteamos un Renault Kwid 0 km. Para ello largamos un bono-contribución que cuesta solo $ 200. Próximamente se publicarán los puntos de venta en toda la provincia. Queremos que la gente se sume, que participe, que pueda comprar un número que cuesta menos que un atado de cigarrillos. Esta vez va a haber una venta de locro en el canal. Vamos a ofrecer 1.500 porciones asociadas al bono, y por $ 300 se podrá adquirir las dos cosas.

 - ¿El objetivo del Ramonazo fue siempre solidario?

- Sí, pero esta vez queremos hacer algo grande para que Appacet (Asociación Protectora al Paralítico Cerebral de Tucumán), Down Is Up (Asociación de padres de niños con Síndrome de Down), Fundación ANIA (Educación y asistencia a niños con Autismo), Cooperadora del Hospital Avellaneda, Los Salvajes (grupo de atletismo infantil del barrio La Costanera Sur), Orquesta Popular Juan XXIII y Grupo Pachamama, de Humahuaca (capacitación periodística y cultural), se lleven algo importante.

- ¿Qué obtienen ustedes, los organizadores?

- Nosotros lo único que ponemos es el corazón y las ganas de hacer las cosas, no nos quedamos con nada. Somos un grupo grande de amigos de diversas situaciones, y a todo le ponemos el corazón.

- ¿De qué manera les llega la ayuda a las instituciones?

- Se les va a transferir a cada institución. Y a algunos los ayudamos directamente: por ejemplo, a Luis Cuellar, de Los Salvajes, que está haciendo un gimnasio techado, lo ayudaremos con los aparatos. En el caso del Hospital Avellaneda, tenemos una sala que se llama El Ramonazo. Ahí interactuamos mucho con Martita García Biagosch, que está a cargo de la cooperativa.

- La grilla de artistas también ha crecido con los años.

- Es enorme; queríamos armar una grilla variada, que no se circunscriba al folclore, y hay una diversidad grande, desde los más conocidos hasta los que se inician. Siempre su colaboración es fundamental porque la verdad es que se ofrecen de corazón.

- ¿Cómo llegan los artistas?

- Esto nació en mi casa, adonde empezaron a llegar cada vez más artistas, a tal punto que el gran problema que se nos presenta es que quieren estar todos. De hecho tengo unos cuantos ofendidos. De ahí que el encargado de la grilla sea Lucho Hoyos.

- ¿Quiénes estarán este año?

- Además de Lucho subirán al escenario grupos y solistas como Matías Ramón, La Yunta, Tafinando, Yuca Córdoba, Mono Villafañe, Pablo Pacífico, Chechi Bazzano (de Tripas Calientes), Karma Sudaca, Luna Creciente, Luneros, Gustavo Parrado, Leandro Robin, Pancho Santamarina, Francis Moreno y Fernando de la Orden. Julián Morel, Grillo Córdoba y Daniel García pondrán el tango. Pero lo más importante es que por primera vez se escucharán las voces y la música de las artistas tucumanas con Mica Flores, Demodee, Musas y Tangueando Altaneros.

- ¿Cómo se organizan?

- Nosotros somos un equipo: cada uno se encarga de un área. Como tenemos sponsors, yo trato con ellos; un primo mío maneja la tesorería; otro maneja arte gráfico, otro la cartelera... Antes teníamos un área de catering; ahora será la venta de locro.

- Han armado una sociedad de trabajo que funciona y por eso el evento crece cada año.

- Lo más maravilloso de esta movida es que cada uno de nosotros tiene sus ocupaciones; unos andan mejor, otros peor, pero todos nos juntamos para este evento cada año, y es notable la buena voluntad que le ponen todos, tanto, que emociona. A otras instituciones les da hasta cierta envidia todo lo que ha surgido de este grupo de locos. Y cómo no nos cansamos de decir que esto lo hacemos para el alma.

- ¿Cómo empezó todo?

- Esto empezó en mi casa, en el año 99. Éramos 30 amigos en una guitarreada. Al año siguiente ya éramos 60. Uno que venía por primera vez, al año siguiente preguntaba si podía traer a dos amigos más. Hubo un momento en que tuvimos que parar: en 2018 nos asustamos porque había 1.500 personas. Una cosa es cuando vos lo manejás con tus amigos y otra cuando ya empezás a ver gente que no es del palo. Lo que nosotros hacíamos, cuando se hacía el evento en Espacio Tafí desde un grupo inicial de 15, es que cada uno era referente. Entonces, por ejemplo, Marcelo Dip lleva 30 amigos, luego él es responsable de que esos 30 amigos se porten bien. De hecho es que se ha llegado a juntar 1.500 hombres, en su mayoría machados, y nunca hubo un problema. Además desde hace dos años adoptamos el sistema japonés: al final limpiamos el predio. Es increíble: no ves ni una colilla de cigarrillo. Es cuestión de querer hacer. ¡Qué distintas serían las cosas si toda la sociedad operara así! A mí me gusta soñar, y por suerte tengo un montón de locos que me siguen (se ríe).

- ¿Qué te ha dado a vos el Ramonazo?

- Me llena el alma. Pienso que si nosotros venimos a la Tierra y nos vamos sin hacer algo por el otro, no sé a qué venimos. Es pura satisfacción. Aclaro que cada vez que organizo el Ramonazo duermo tres horas por día y ando a los brincos, pero después cuando pasa, la alegría no tiene límite. El Ramonazo se ha ido haciendo cada vez más grande; ojalá siga creciendo porque la idea nuestra es seguir ayudando.