Una intervención que mejora la calidad de vida de aquellos pacientes que están alimentándose con sonda nasogástrica fue realizada a un pequeño de dos años en el hospital Avellaneda; el niño se recupera exitosamente. Es la primera vez que se hace esta intervención en el sector público en Tucumán con pacientes pediátricos.

“Hablamos de un paciente crónico con patología de base, a quien se le realizó un procedimiento que permite su alimentación evitando el uso de sonda nasogástrica. Cuando ya lleva mucho tiempo de uso, genera muchas complicaciones no tan sólo respiratorias, sino también molestias para la familia en cuanto al mantenimiento de esta sonda. Por lo tanto con la gastrostomía facilita indudablemente la alimentación del niño y brinda mayor comodidad a la familia” contó la directora de la institución, Alba Pieroni.

El jefe del Servicio Crítico Integral Pediátrico, Tomás Fiori, detalló: “el paciente tiene dos años de edad y está internado hace más de un año en nuestra institución. Tiene como diagnóstico un síndrome genético en estudio, un deterioro neurológico severo, traqueostomizado, y se alimentaba por una sonda nasogástrica". 

Luego, agregó: "decidimos hacer una intervención que se llama gastrostomía percutánea endoscópica; esta práctica permite cambiar la morbimortalidad de estos pacientes, porque estos procedimientos se hacían antes de forma quirúrgica abriendo la cavidad abdominal con todas las complicaciones que podría conllevar. Ahora se lo hace por vía endoscópica por tubo digestivo, llevando a complicaciones mínimas y a una recuperación en aproximadamente 12 horas”.

Actualmente en la unidad de crónicos se atienden a 10 chicos, todos con traqueotomía, alimentándose por sonda nasogástrica algunos y otros por gastrostomía. 

Nicolás Rovati, quien se desempeña como gastroenterólogo infantil del hospital, contó que el procedimiento endoscópico es más bien sencillo. Lleva entre 10 a 15 minutos realizarlo, si no hay ninguna complicación. 

“Al ser endoscópico no hay abertura de cavidad, no hay cicatriz; es un dispositivo que se usa para la alimentación del paciente y así hace no tiene que usar una sonda nasogástrica que es un cuerpo extraño y genera problemas respiratorios en los pacientes. De este modo, la calidad de vida del paciente mejora, el posquirúrgico es simple. A las 24 horas ya se puede empezar a alimentar por ahí, no tan sólo con líquidos como pasa con la sonda sino también con semisólidos o papillas”, explicó el profesional.

Finalmente, la mamá del pequeño, Iara Elizabeth Dorado, sostuvo que a pesar del miedo que tenían por el procedimiento, todo salió muy bien: “Gael tiene dos años, y ya hace un año que está internado. Nos atendieron muy bien, desde el primer momento en que nació que estuvimos en la neo, casi cinco meses. Está un poco irritable ahora pero la va llevando bien”.