Un viaje a Miami, una enfermedad insólita y un ruego a la Virgen se engarzan para dar vida a la fundación Damas Patricias Belgranianas de Tucumán. Su misión: promover los valores del General Manuel Belgrano por medio de obras solidarias, culturales y educativas.
El origen de este grupo de damas enamoradas de la historia y de las tradiciones patrias no fue estrictamente patriótico. Por el contrario, se produjo en Estados Unidos, donde Lidia Pardo, fundadora de la institución, encuentra la punta de una trama que será fundamental para su vida.
“En 2011 me había ido de viaje a los Estados Unidos con un grupo. Eran mis vacaciones. En Miami me enfermé gravemente y tuve que quedar hospitalizada. Me diagnosticaron perforación de úlcera duodenal, algo que me llamó poderosamente la atención porque nunca había sufrido ni siquiera de gastritis. El contingente no pudo esperarme tantos días y siguió viaje a Nueva York. Quedé sola, internada en un hospital”, recuerda la escribana.
En la soledad de un país de habla extranjera, y en terapia intensiva, Lidia le pidió a la Virgen de La Merced, patrona de Tucumán, que la ayudara a volver a la Argentina. “Le decía: Señora ayudame a volver a mi Patria. Yo tengo dos hijos y no quiero morir lejos de ellos”. De golpe todo se clarificó, y recuperada se instaló en un hotel a esperar que el contingente volviera a buscarla. “Nunca más supe de la enfermedad ni me quedó ninguna secuela”, dice Lidia. Pero, en cambio, le dejó un enorme sentimiento de gratitud y veía la necesidad de transformarlo en obra.
“No soy de hacer promesas. Pero cuando volví a Tucumán lo primero que hice fue llegar hasta la basílica. Iba a rezar en el templo pero también había tomado la costumbre de sentarme en el café frente a la iglesia a pensar qué podía hacer, dónde podían necesitar mi ayuda. Le pedía a la Virgen que me marcara el camino para hacer algo en agradecimiento. Fue por esos días que comencé a conversar mucho con la gente del movimiento gaucho, que son muy marianos, y con Lorenzo Villafañe. Ellos me guiaron muchísimo -dice-. Lorenzo me sugirió armar algo con las damas belgranianas. Él ya presidía la Junta Patriótica Tradicionalista y Mariana”.
Insiste: “la fundación de Damas Patricias Belgranianas de Tucumán no es algo que yo haya buscado. Es como si la Virgen me hubiera puesto esas personas delante para que yo aprendiera. Así comenzamos a trabajar y puse todo mi empeño. Augusto Díaz Tomalino, presidente de la Federación Gaucha, se convirtió en mi maestro. De esa manera llegué a la Confederación Gaucha Argentina de la que hoy soy secretaria de Cultura”, cuenta.
A partir de entonces todo fue cayendo como en una cascada de naipes. “La fundación tiene rango de subsecretaría de Estado, además somos marca Tucumán”, dice Lidia, que trabaja en compañía de otras mujeres como Alba Farías (vicepresidenta); Julia Paravan (secretaria); y María Lourdes Goytía Pardo (tesorera). “En total como unas 60 damas”, calcula.
“Damas Belgranianas es una rama de la fundación Yucuman creada en 1999, que también presido, y que tiene convenio con el Instituto Belgraniano de Dolores, Buenos Aires, y a su vez pertenece al Instituto Belgraniano de Jujuy”, explica.
Cultura e identidad
“Las memorias son vivas. Entendemos que la cultura es el ejercicio profundo de la identidad, entonces nuestro sentir de ese espíritu belgraniano está arraigado desde lo cultural”, explica.
Las damas comienzan a trabajar muy unidas al movimiento gaucho. “En ese momento era lo que se necesitaba. Nosotras nacimos con personería jurídica, eso nos permitía hacer muchas cosas, entre otras, dar apoyo a las asociaciones gauchas. Juntos hemos recorrido el camino de Belgrano por el Virreinato del Río de la Plata, hemos dado conferencias y hemos dejado una imagen de la Virgen Generala en Ravelo, en Potosí, que se hizo para el Bicentenario. Vamos a todos los actos donde nos invitan y damos conferencias para difundir la historia y los valores belgranianos”, enumera.
“Durante el año hacemos donaciones a instituciones, prestamos libros de historia, participamos en los actos patrios y formamos parte de los peregrinos de la Virgen de la Sonrisa”, señala. En cada acción tratan de dejar los valores de honestidad y libertad.