Hay derrotas que duelen y dejan heridas que no cicatrizan con el paso del tiempo. Otras, en cambio, no generan reproches. Se aceptan con hidalguía y con los años se revalorizan porque quedan en la memoria de los hinchas. A mediados de los años 80, San Martín tenía un equipo conformado por futbolistas extraordinarios. “Uno de los mejores del país”, según comentó en ese momento el periodista Adrián Paenza, quien conducía el programa televisivo donde se pasaban los goles cada fin de semana. El técnico Guillermo Reynoso logró ensamblar las piezas, que tenían brillo propio desde lo individual, para armar una estructura colectiva que se destacaba por ser sólida, vistosa y contundente. Una extraordinaria campaña lo dejó en la puerta de una consagración, que hubiese sido histórica, en el Nacional. El torneo se jugó ese año por última vez reuniendo a los campeones de las diferentes ligas provinciales con los clubes que competían en el ya desaparecido Metropolitano.
“Si hubiésemos llegado a la final podríamos haber sido campeones”, recuerda Alfredo Santiago Juárez, una de las figuras de ese equipo, que a los 61 años vive en su Santiago del Estero natal pero sigue ligado de cerca al club de La Ciudadela. Su reflexión no suena a lamento. Al contrario. Lo dice con satisfacción y orgullo. El torneo contó con la participación de 32 equipos que se agruparon en cuatro zonas y tuvo un sistema de disputa muy complejo. Arrancó en febrero y terminó en septiembre, ya que hubo un par de paréntesis durante su desarrollo. San Martín ganó la zona G, dejando en el segundo puesto a Vélez, que posteriormente perdió la final contra Argentinos Juniors. Ese detalle explica por qué “Pichón” siente, 35 años después, que estuvieron tan cerca de la hazaña. Los tucumanos igualaron 3 a 3 de visitantes con el equipo de Liniers y luego se impusieron en La Ciudadela por 1 a 0, con gol de Juan Carlos Torales. Además, golearon 4 a 0 a Juventud Alianza de San Juan y a Argentino de Firmat. Su campaña se completó con un empate sin goles en el estadio cuyano y una derrota (1 a 0) ante los santafesinos.
En octavos de final, el “Santo” superó con facilidad a Estudiantes de Río Cuarto (4 a 2 en La Ciudadela y 0 a 0 la revancha en Córdoba). A esa altura todos hablaban del equipo tucumano y hasta César Luis Menotti declaró que jugadores como Héctor “Pelusa” Cejas y Humberto Daniel “Coya” Gutiérrez tenían nivel para jugar en la Selección. Guillén, Robles, Carlos Díaz, Noriega, Monteros, Román, Roque Martínez, Troitiño y Torales completaban el grupo. El equipo entusiasmaba, pero en cuartos de final se cruzó con Argentinos, que era considerado el mejor del país. No sólo fue campeón del torneo (superó a Vélez en la final, 4 a 2 en la definición por penales). Meses después ganó la Copa Libertadores y en diciembre perdió la Intercontinental ante Juventus, que tenía como principal figura al francés Michel Platini.
El “Bicho” tenía un gran equipo en el que se destacaban Mario Olguín (campeón del mundo en el 1978), Sergio Batista y Claudio Borghi (ambos se consagraron con Argentina en el Mundial del 86, en México). Si bien se impuso por 2 a 0 (goles de José Castro y Claudio Ereros), San Martín mereció mejor suerte. “Ellos tenían mucho oficio. Nos hicieron los goles al final de cada etapa. En el primero, (Pablo) Pasculli me comete falta, pero el árbitro no cobró y Castro definió. En el segundo tiempo hubo una jugada clave. Al “Coya”, que era veloz y tenía una gran fuerza física, lo derribaron, pero se paró de inmediato. Siguió corriendo para enfrentar al arquero (Enrique) Vidallé. Increíblemente cobraron la falta. Hubiese sido el empate y tal vez cambiaba la historia”, cuenta Juárez sobre la polémica jugada.
Más de 10.000 hinchas
No sólo el equipo se destacó ese día. Más de 10.000 hinchas de San Martín se trasladaron hasta Córdoba y colmaron una de las cabeceras del Chateau Carreras. Cientos de vehículos, entre colectivos y autos, le dieron un aspecto impactante a las adyacencias del estadio mundialista. “La hinchada nos acompañó como siempre. Algunos se sorprenden, pero los que defendimos esa camiseta sabemos que el equipo nunca está solo. En cualquier estadio y en las condiciones que sean siempre están apoyando al equipo”, dice Juárez.
Unos años después, Juárez tuvo revancha cuando integró el plantel que pasó de la Liga a Primera. “Yo había llegado al club ese año. Fui a probarme y quedé. Así arrancó mi carrera profesional porque cuando jugaba en Central Córdoba tenía que trabajar. Por eso quiero tanto a este club”, sostuvo “Pichón”, que jugó 293 partido en siete clubes y marcó 11 goles. Pero nunca olvidará aquél 31 de marzo de 1985, el día que San Martín fue local en el Chateau Carreras.