"El mundo ya no es el de antes de la pandemia", repiten todo el tiempo científicos, médicos y gobernantes. Y si bien el cambio ya se viene observando desde hace algunos meses, cuando las personas debieron aislarse en sus casas y los comercios se vieron obligados a bajar las persianas, ahora también se observa en el atuendo de la gente.

La pandemia hizo que el barbijo se convirtiera en una prenda más a la hora de vestirnos para salir a la calle. Hay quienes optaron por tomarlo con amabilidad y hasta los usan de colores y estampados, para combinar con la ropa.

A la nueva postal de las calles tucumanas se sumó el frío, que hoy ya obligó a desempolvar los abrigos y gorros de lana, anticipando el invierno, que seguro tampoco será como los de antes. 

LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO
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