Las artes escénicas sufren, a nivel mundial, el embate más duro en la pandemia de coronavirus. Las salas cerradas implican la cancelación de las funciones de teatro, danza y música. En Europa, lentamente, están comenzando a reanudarse ciertas actividades, pero en los espacios cerrados aún no hay reactivación.

Mientras esperan novedades, hay adecuaciones en marcha. El mítico Berliner Ensemble, el teatro alemán donde Bertolt Brecht estrenó muchas de sus obras más relevantes, muestra la desoladora imagen de una platea con el 30% de su capacidad, llena de vacíos por las butacas retiradas.

Desde Francia, la Unión de Escenógrafos mostró un diseño alternativo de lo que podría ser una sala a futuro, con la idea del teatro circular y el público separado por mamparas laterales y de frente al escenario, de a dos por lugar.

Más flexibilidad hay en otras manifestaciones artísticas, en especial al aire libre. En Madrid volvió el rock, pero con el público sentado uno detrás del otro, en fila india y sin nadie a los costados, de pie, saltando o celebrando.

Uruguay concretó la reconversión transitoria del estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Carrasco, cerca de Montevideo, en un autocine con capacidad para 90 vehículos por función. Esta posibilidad está en estudio en varias provincias argentinas, como lo adelantado días atrás por LA GACETA para Yerba Buena. Sólo en la Capital Federal se presentó una propuesta elevada a la Jefatura de Gabinete para que se permitan 15 escenarios de esas características. Si prospera, podría ampliarse a otras artes, como el circo que en Cuyo ofreció funciones para seguir desde los autos, o los recitales de música. Jujuy fue la primera provincia en permitir que se haga un recital en un bar cerrado, pero con la mitad de las mesas ocupadas por los fans de la banda Bravos Muchachitos.

Protocolo bajo análisis

La emergencia es particularmente angustiante en torno de la actividad teatral independiente. En Tucumán se comenzó a trabajar en un protocolo sanitario específico que permita la reapertura de las salas que forman parte de ese colectivo. Las gestiones están encaradas con la Municipalidad de la capital, el Ente Cultural de la Provincia y el Comité Operativo de Emergencias, a la espera de la aprobación. Los interlocutores son los miembros de la Asociación de Salas Independientes de Tucumán (ASIT) y del Instituto Nacional de Teatro (INT). El aval alcanzaría a El Círculo de la Prensa, Luis Franco, La Colorida, CiTá Abasto de Cultura, La Sodería, La Gloriosa, Casa Dumit y Sala Ross. Ninguna supera las 150 localidades. La iniciativa abarca tanto funciones con menos butacas como el dictado de clases, limitado a 10 alumnos por turno.

El detalle de la propuesta bajo estudio acercada por el INT implica avanzar en fuertes acciones de salubridad, lo que implicará un importante aumento de los costos fijos de funcionamiento de esas salas. La recomendación es que se monten obras con elencos reducidos y de poca duración. El público tendrá que usar tapaboca constantemente.

Si se lo aprueba, el personal asignado estará dividido en tres grupos: un equipo de limpieza; otro de atención a los artistas, y el último, en contacto con el público. Todos tendrán guantes descartables, barbijos, máscaras, mamelucos, alcohol en gel, agua y jabón, toallas o servilletas descartables y protectores faciales. En el lugar habrá una limpieza y desinfección permanente de la cabina técnica y sus elementos; de baños y zonas comunes y de las butacas. Además se montará una cartelería especializada en pisos y paredes, que señalen la circulación de las personas para minimizar los contactos y las aglomeraciones, y se mejorará la ventilación de los espacios.

Las plataformas virtuales serán prioritarias a la hora de reservar y comprar entradas, que serán numeradas con la silla específica. Se vetará el acceso con bebidas y comidas, y se pedirá que sólo se vaya al teatro con celular (sin bolsos ni carteras), que se desinfectará al entrar. No habrá guardarropa.

Quienes asistan a ver los espectáculos dejarán sus datos, que serán guardados durante un mes, ya que si se detecta un caso positivo de coronavirus, se comunicará en el acto a quienes hayan estado en la función. Se comenzará a horario, por orden de fila y butaca para evitar colas, y se controlará la temperatura al ingresar. Habrá tanto asientos como filas libres entre el público, con circuitos de circulación distintos entre entrada y salida.

Los ensayos, montajes y desmontajes de puestas en escena, adecuación de los espacios y demás actividades serán programadas siguiendo las medidas sanitarias, que incluirán grupos reducidos en camarines, maquillaje en sitios abiertos y pocos ayudantes tras bambalinas.