Con el crimen aún latente de Carlos Alejandro Sánchez, ocurrido el 13 de mayo, otro cadete sufrió un ataque violento en la vía pública. El repartidor Roberto Romano fue asaltado por cuatro desconocidos días atrás, en momentos en que entregaba un pedido en calle Muñecas al 1.400, en la capital.
“Muchas veces los clientes demoran en atender y uno queda expuesto a los delincuentes. Llamé al menos cinco veces a la puerta y debo haber esperado alrededor de 10 minutos para que atiendan”, rememoró Romano. Ocurrió durante la siesta del domingo 10: lo interceptaron, lo redujeron a culatazos y le sustrajeron $ 10.000, el celular y su moto Honda Wave.
“Me quedé tirado como un perro, llorando. No podía creer que me quitaban mi moto, que es mi fuente de ingresos y también un dinero que tenía que trasladar”, describió el joven, que también lamentó que nadie se haga cargo de este tipo de circunstancias. “Me arruinaron. Me destrozaron física y psicológicamente. Ahora tengo que pagar un dinero que no tengo”, añadió.
Después del ataque, algunos vecinos se acercaron a Romano para ofrecerle asistencia. “¿Qué les iba a decir? Me quedé llorando sin consuelo porque me habían quitado todo. Después vino mi padre y me dijo que iba a salir adelante y que él vería la forma de conseguirme una bicicleta”, enfatizó el repartidor, quien el lunes volvió a su actividad con una bicicleta prestada.
Romano explicó que es “muy duro” trabajar en el rubro del delivery, dado que la actividad no está regulada y los empleados no tienen ninguna garantía ni respaldo por parte de sus empleadores. “La calle está cada día más dura. Uno sale y no sabe si va a volver a casa con su familia. Para colmo, si te vas de una mensajería, hay 10 personas que se ofrecen para el puesto porque todos necesitamos trabajo. Pero si te pasa algo, nadie se hace cargo ni te da una mano”, dijo.
Por último, planteó: “si la gente tuviera más empatía y te esperara vestida y con el dinero en mano, la situación mejoraría. Esas demoras permiten los asaltos y hasta hay veces que el cliente cierra la puerta ante el robo”, concluyó. Romano descubrió que minutos antes, esos agresores habían intentado robar a otro cadete en calle Italia al 500. El ataque quedó registrado en las cámaras de seguridad de una casa.
Piden regular la actividad
Colecta solidaria para reponer una moto
Hugo Santucho, secretario general de la asociación sindical de motociclistas, mensajeros y servicios (Asimm), dijo que los repartidores están organizando una colecta para comprarle una moto usada a Roberto Romano, el cadete asaltado días atrás. Señaló que cualquier persona puede colaborar. Sólo deberá comunicarse con el padre del joven a la línea telefónica 381-4368996. “La muerte de Carlos Sánchez nos pegó mucho. La inseguridad es terrible y estos ataques son constantes. Nadie nos da una mano desde el Gobierno, ni un respaldo desde las empresas”, demandó Santucho. El sindicalista subrayó que han solicitado discutir un proyecto que beneficie a los trabajadores de ese rubro. “Necesitamos que se regularice la actividad. Hoy estamos todos ‘en negro’ y precarizados. No tenemos ningún respaldo, como una obra social o un seguro. En muchas mensajerías ni siquiera hay un lugar donde se pueda desayunar o almorzar. Volvimos a plantearlo tras el caso Sánchez”, concluyó.