Fue campeón mundial entre 1972 y 1975. Tenía un talento único, aunque también un fuerte temperamento. Ocho meses antes de consagrarse como el mejor ajedrecista del planeta llegó a nuestra provincia. Fue la gran estrella de la Jornada Internacional de Simultáneas de Ajedrez. En noviembre de 1971, el club Caja Popular de Ahorros se dio el lujo de recibir a Robert James “Bobby” Fischer, considerado el mejor ajedrecista de todos los tiempos.
El estadounidense llegó al “Jardín de la República” el martes 9 de noviembre, día en el que se jugaba la última ronda del Torneo Panamericano y en el que participaban equipos de Cuba, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Chile, Brasil, Bolivia y Argentina. El certamen se disputó en la sede de la Asociación Española y “Bobby” estuvo sólo 10 minutos presenciando algunas partidas, en especial la de su amigo Miguel Ángel Quinteros.
El entrerriano Rubén Zusman fue testigo de las simultáneas que jugó el estadounidense. “Me desempeñé como director de la simultánea, en la que participaron los 20 mejores ajedrecistas tucumanos del momento. En esa época, en Tucumán había 40 clubes con actividades en ajedrez. Se jugaba en Monteros, Lules, Concepción, Tafí Viejo y en San Miguel de Tucumán. Era un deporte con un gran auge en la provincia”, sostiene Zusman, que era dirigente de la Federación Tucumana de Ajedrez.
Gran Maestro
Con tan sólo 15 años se convirtió en el Gran Maestro más joven de la historia. “Fischer tenía un talento extraordinario, aunque era un poco desubicado. Era parco. Hablaba muy poco. No quería compartir con mucha gente. No hay dudas de que fue uno de los ajedrecistas más talentosos de todos los tiempos, aunque esas simultáneas no sirvieron de nada para el ajedrez tucumano. Lo que realmente fue importante para el crecimiento de la actividad deportiva era traer ajedrecistas de primer nivel para que se queden en la provincia por un mes dictando clases, como se hizo en varias oportunidades”, señaló Zusman, que vivió más de 20 años en nuestra provincia y que hoy está radicado en “La Linda”, donde fue durante 25 años presidente de la Liga Salteña de Fútbol.
“Bobby” tenía el apelativo de “Niño terrible” por sus excentricidades, sus exigencias y sus caprichos casi infantiles. Antes de jugar en Caja Popular de Ahorros, el estadounidense pasó por el club Las Lomitas, donde jugó al tenis. Primero venció a Miguel Ángel Quinteros y después sufrió su primera derrota (no le gustaba perder a nada) frente al empresario Manuel Fernández Doña, que tenía un buen nivel tenístico, además de haber sido campeón juvenil de ajedrez.
Y, en las simultáneas, Fischer volvió a sentir el sabor de la derrota. “Iván Rodríguez y José Rubinstein, que eran los ajedrecistas más talentosos que tenía Tucumán en ese momento, fueron los que lo vencieron. Había muchísima gente presenciando las partidas. Fueron dos victorias impresionantes. Todos sabíamos que era muy difícil ganarle, pero si alguien podían vencerlo eran Rodríguez y Rubinstein. Y así fue. Hoy recuerdo que el público aplaudió muchísimo esas victorias”, recordó Zusman, que durante más de 10 años integró el Comité Ejecutivo de la AFA. “Nací en Entre Ríos, me críe en la localidad santiagueña de Colonia Dora, pero como dirigente me formé en Tucumán”, agregó.
Presencia nacional
“Sin dudas que la visita de Fischer fue un hecho que quedará en la historia, por la trascendencia que tuvo como ajedrecista. Además fue en una época en la cual el ajedrez tucumano ocupaba un lugar muy importante a nivel nacional. Teníamos presencia en la Federación Argentina, que funcionaba en el séptimo piso de la AFA, en calle Viamonte. En la provincia había un conjunto de dirigentes que trabajábamos mucho para el crecimiento del deporte”, comentó Zusman.
Fischer murió el 17 de enero de 2008 en Reykjavik, Islandia, a los 64 años. Había nacido el 9 de marzo de 1943 en la ciudad de Chicago y se consagró campeón al vencer al soviético Boris Spassky en el denominado “Match del Siglo”. Poseía también la nacionalidad islandesa y era un refugiado político, perseguido por considerarse que traicionó a su país cuando viajó a Yugoslavia para jugar una exhibición frente a Spassky.
No hay dudas de que la visita del “Niño terrible” fue un lujo para Tucumán.