Angela Moore - Reuters
Las religiones se adaptan a los tiempos y ofrecen confesiones a través de Skype, Sedarim virtuales y recitaciones del Corán a través de Facebook. Las tres principales religiones han sobrevivido a hambrunas, plagas y guerras. Ahora, al inicio del siglo XXI, clérigos judíos, islámicos y cristianos de Nueva York están recurriendo a la tecnología para ayudar a sus fieles a pasar el coronavirus. “Es muy enriquecedor”, dice el jeque Osamah Salhia, imán del Centro Islámico del condado de Passaic en Clifton, Nueva Jersey. Sostiene que las medidas de confinamiento han sido “una oportunidad para que reconozcamos nuestras prioridades en la vida y veamos lo que importa: la familia, la comunidad, la mezquita y su rol”.
Salhia detalla que si bien las prohibiciones para reunirse en grupo han suspendido el aspecto comunitario de las oraciones, especialmente durante el mes de ayuno musulmán del Ramadán, el Centro Islámico ha buscado adaptarse y se conecta en línea con los fieles para impartir clases y leer el Corán.
Este año, muchos judíos, incluida Esther Greenberg, de Long Island, Nueva York, reunieron a sus familias por Zoom para celebrar la Pascua. “No podemos estar juntos, abrazarnos y besarnos, pero lo estamos haciendo virtualmente porque esto es lo que hace nuestra familia”, dice Greenberg, de 73 años, en su Séder del 8 de abril.
Benny Rogosnitz comenta que en la sinagoga Park East, en Manhattan, muchos de los feligreses más viejos se han conectado por Internet por primera vez. “La tecnología ha sido un salvavidas”, dice Rogosnitzky. Los fieles usan plataformas en línea para los servicios matutinos, en una comunidad que se ha vuelto más espiritual.
Al contrario de algunas encuestas que muestran disminuciones en la participación religiosa virtual desde el brote del virus, la Catedral de San Juan el Divino, en Manhattan ha visto un aumento en los fieles por internet por sus servicios episcopales, cuenta el reverendo Patrick Malloy. “Una de las mejores cosas que sucede los domingos es que tenemos personas de todo el mundo”, sostiene Malloy. “Por primera vez, escuché una confesión por Skype”. Al igual que otros clérigos, dice que ve más espiritualidad durante la pandemia: “Cuando estás encerrado en tu casa, y especialmente cuando estás encerrado en un pequeño apartamento de Nueva York solo, día tras día, piensas en las preguntas más importantes”.