En medio del encierro y la incertidumbre, por la ventana asoman historias que nos devuelven la esperanza ante la pandemia por el coronavirus. Son muchas. Demasiadas. Y entre ellas está la de una pareja de médicos tucumanos que atiende a pacientes con covid-19 en Buenos Aires.
Abel Reitich y Elisa Cruz son los protagonistas de esta frenética aventura. Ambos son profesionales recibidos en Tucumán, y hace un tiempo partieron hacia la "ciudad de la furia" para especializarse. Ella hace pediatría en el Hospital Elizalde, pero ahora está rotando en la Maternidad Sardá, la más grande del país; y él atiende a adultos con covid-19 en el Hospital Rossi, de La Plata.
Desde su departamento, y en su día de descanso, ambos se prestan para contar sus experiencias en este último tiempo. "El coronavirus puso 'pata para arriba' los planes y el estilo de vida de las personas. Sobre todo a nosotros, los médicos, que estamos trabajando día a día. Nuestra rutina en el hospital ha cambiado enormemente. Nuestras actividades, en un 90%, están abocadas ahora a la atención de la pandemia", dice Abel.
Su residencia ya no es igual. "La parte académica, por ejemplo, quedó suspendida hasta septiembre. Ahora tenemos que estar atentos a este virus y a todos los cuidados. Y también hay que cuidarse uno mismo", explica.
Agrega, además, que el manejo del estrés tiene que ser muy importante para un médico en estos casos. "Al principio había mucho miedo por todo lo que se veía y se decía. Y era muy difícil porque no se sabía mucho. Fue difícil adaptarse".
Justamente, adaptarse a los nuevos cambios es lo que tuvo que hacer esta pareja de médicos. "En nuestra casa tenemos un protocolo que antes no teníamos. Ahora hicimos un área en la entrada donde dejamos lo que traemos de la calle o del hospital; nos lavamos las manos con alcohol, pasamos a la cocina, nos volvemos a lavar las manos, dejamos la ropa sucia y, sin calzado, recién ingresamos a los otros sectores", comenta Abel.
Y recuerda: "una vez me aislaron por haber tenido contacto con un paciente y fue muy difícil. Yo estaba en la pieza y teníamos que minimizar todo contacto con Elisa. Fueron días complicados".
Frotándose las manos, acostumbrada ya a ese movimiento por el constante uso del alcohol en gel, Elisa recuerda que una vez le tocó atender a una mujer a la que le detectaron covid-19 después de tener a su bebé. "Empezó a manifestar síntomas días después del parto. Se activó el protocolo y varias de mis compañeras tuvieron que ser aisladas, por lo que un grupo tuvo que trabajar el doble. Fue muy duro", recuerda la médica.
Sobre esta situación de pandemia mundial, Elisa manifiesta "que nunca se imaginaron esto". "Jamás creímos que a nuestros cumpleaños lo íbamos a pasar encerrados. Es algo histórico", dice.
Y se despiden pidiendo paciencia a los tucumanos. "Es la primera vez que pasa esto. Sabemos que es duro, que hay mucha gente sin poder trabajar en estos momentos, pero es preferible cuidarse ahora y no tener en un futuro todo los hospitales colapsados". Elisa y Abel, un ejemplo, sin duda para los tucumanos.