“Miracolo”. Ese era el título del afiche que empapeló nuestra ciudad en aquel entonces y que anunciaba como un milagro la llegada a Tucumán de dos grandes del fútbol italiano.
Corría mayo de 1994. Hacía algunas semanas se habían bajado los telones de la mayoría de las principales ligas del mundo y todas las miradas apuntaban a Estados Unidos, donde en un mes iba a comenzar a rodar la pelota en una nueva cita ecuménica.
Sin embargo, la temporada del Nacional B estaba calentita. Faltaban unas cuantas jornadas para terminar la fase regular en la que Gimnasia y Esgrima de Jujuy lograría el ascenso a Primera. Y todavía faltaba el Reducido, que iba a disputarse en pleno Mundial. San Martín y Atlético entrarían en la conversación por el segundo ascenso: iban a cruzarse en cuartos de final y el “Santo” ganaría la pulseada. Pero luego quedaría eliminado en la siguiente instancia contra Talleres; equipo que iba a asegurarse el segundo boleto a la elite de nuestro fútbol.
Así que mientras tanto, a la espera de la Copa del Mundo, todos calentaban motores de cara a lo que venía. Los grandes de nuestra provincia iban a protagonizar dos juegos que quedarían en la memoria de todos y en la historia grande del fútbol tucumano.
En aquel momento, Roma y Napoli habían llegado a la Argentina en una especie de “gira artística”; con la idea de jugar algunos amistosos. En su hoja de ruta figuraba el “Jardín de la República” como una de las paradas de ese viaje.
Los duelos se disputaron el lunes 17 de mayo, ambos en La Ciudadela. En primer turno, Atlético jugó contra Napoli; más tarde el “Santo” contra Roma. Fue una doble jornada genial, en la que los tucumanos pudieron seguir de cerca a figuras mundiales que antes sólo veían por TV: Ciro Ferrara (Napoli), Sinisa Mihajlovic, Giuseppe Giannini y Aldair (Roma), entre otros.
El “Decano” cayó 2-0 contra los napolitanos; mientras tanto el “Santo” dio el gran golpe ante los romanos: 1-0 gracias a un gol de José Alfredo Zelaya.
“Fue una victoria espectacular, una noche soñada. No tanto por lo que había en juego, sino por haber derrotado a uno de los mejores equipos del mundo; que en ese entonces tenía un plantel de figuras”, recuerda “Cachi” en diálogo con LG Deportiva.
El delantero mira hacia atrás y todavía se emociona. “Fue muy loco todo; maravilloso, hermoso. Recibimos los trofeos delante de la mirada de ellos, que obviamente no querían perder. A ‘Cococho’ (Mario Jiménez) le entregaron la copa por el triunfo; a mí un trofeo gigante por el gol. Es algo que quedará de por vida en mi recuerdo”, agrega el ex delantero.
La jornada tenía más show que otra cosa. La idea de los organizadores era que los tucumanos pudieran gozar de una noche llena de fútbol. Napoli se llevó la “Copa LA GACETA”; San Martín se quedó con el trofeo “San Miguel de Tucumán”.
“No lo podíamos creer. En medio del partido nos mirábamos entre nosotros y decíamos ¿qué hacemos acá? ¡Ganándole a la Roma!”, recordó hace unos años Jiménez, durante el programa “Fuimos Héroes”, emitido por Fox Sports.
Aquella noche, Zelaya marcó un gol que guarda en un lugar especial en su corazón. “Recuperamos una pelota en mitad de cancha, y como ellos jugaban al achique, el ‘Bomba’ (Miguel Scimé) me metió una pelota bárbara. Yo piqué al vacío, sentía que los defensores ya me alcanzaban. Por eso decidí pegarle tres dedos por arriba del arquero. Fue un gol hermoso y más haberle marcado a un rival como la Roma”, remata.
Pero las figuras no sólo pisaron el césped de Bolívar y Pellegrini. Claudio Cannigia, otro de los emblemas que tenía en aquel entonces el “Gialorosso”, no pudo jugar debido a una lesión y siguió el duelo desde la zona de la platea.
“Fue muy lindo ganar ese partido, pese a que fue amistoso. Nosotros, con nuestra gente, derrotando a un plantel lleno de figuras. Algo muy loco que se recordará por siempre”, destaca Zelaya, uno de los héroes de aquella noche mágica.