El ministro de Justicia de Brasil, el ex juez Sérgio Moro, renunció hoy al cargo provocando un terremoto político que puede terminar en un juicio político contra el presidente Jair Bolsonaro, al que acusó de varios delitos, entre ellos intentar interferir en investigaciones de la Policía Federal en curso contra sus hijos.
A media tarde Bolsonaro rechazó las acusaciones de Moro y aseguró que está en busca de una nominación para ser el futuro juez del Supremo Tribunal Federal en noviembre.
"No puedo aceptar mi autoridad confrontada por cualquier ministro", afirmó Bolsonaro en un pronunciamiento en el Palacio del Planalto, y subrayó que "el gobierno sigue y no puede perder su continuidad por cuestiones personales".
Sin embargo, casi al mismo tiempo, el fiscal general de Brasil, Augusto Aras, solicitó formalmente a la Suprema Corte una autorización para investigar las denuncias de Moro contra el presidente, porque "la dimensión de los episodios narrados en la declaración del ministro (Moro) revelarían la práctica de delitos, imputando al presidente, pero también podría caracterizar el delito de denuncia calumniosa".
Es el momento más crítico del gobierno de Bolsonaro, sobre todo por el peso que tiene la figura de Moro, el juez que comandó la Operación Lava Jato y puso en prisión en 2018 al líder opositor y ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción, cuando lideraba ampliamente las encuestas de intención de voto, y que ahora se perfila como una figura presidenciable para 2022.
"Cuando asumí me prometieron carta blanca para actuar pero el presidente quiso interferir en el trabajo de las investigaciones de la Policía Federal", acusó hoy Moro, cuya salida se dio porque Bolsonaro echó sin consultarlo al titular de esa fuerza, el comisario Mauricio Valeixo.
Moro fue convocado por Bolsonaro para obtener el apoyo de las clases medias que se levantaron contra el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula por el escándalo de Lava Jato, y esa representación ahora se ha caído del gobierno.
La salida de Moro se produjo ocho días después de la del ministro de Salud, Luiz Mandetta, quien recomendaba el distanciamiento social para enfrentar la pandemia, cuya conducción fue marcada por el negacionismo por parte del jefe del Estado.
De todos modos, el ultraderechista Bolsonaro mostró fuerza interna cambiando al jefe de la Policía Federal para obligar a Moro a renunciar. Lo mismo había hecho con Mandetta.
Bolsonaro ha mostrado un nuevo perfil para su gobierno, con la aproximación al 'Centrao', el grupo de la centroderecha en el Congreso vinculada a casos de corrupción que es clave para formar mayorías.
Ese sería su escudo para un eventual impeachment a partir de las denuncias de Moro.
Bolsonaro está amparado en los ministros militares que lo rodean pero a quienes no escucha, razón por la cual es un error considerar que el presidente está siendo tutelado. "Ahora va a parecer un zombie en el palacio", dijo un portavoz de los militares en torno al general Walter Braga Netto, jefe de Gabinete, que esta semana se enfrentó al ministro de Economía, Paulo Guedes, presentando un programa de obra pública similar a los de la ex presidenta Dilma Rousseff, del PT.
Eso minimizó a Guedes, un ultraliberal que quedó algo aislado con la salida de Moro, que representaba a esa derecha vinculada al empresariado y al discurso del "honestismo".
Asimismo, Moro reconoció que hizo un acuerdo para que Bolsonaro le pagara la pensión de por vida a su familia debido a que debió dejar 22 años de magistratura para asumir el cargo.
Moro contó que el presidente le pidió desde fines de 2019 cambiar a la cúpula de la Policía Federal.
Carlos, Eduardo y Flavio, concejal, diputado y senador, los hijos del mandatario, tienen investigaciones abiertas por diversos niveles de la justicia, por corrupción y divulgación de fake news.
Entretanto, la Bolsa de Valores e San Pablo cayó 7% al momento de la renuncia mientras que el dólar se disparó un 3,4%, cotizado a 5,71 reales, el mayor valor desde la instalación del Plan Real de 1994, una devaluación en lo que va de 2020 cercana al 40%.
"Bolsonaro quería recolectar informaciones de inteligencia de la Policía Federal. Más de una vez me dijo eso", afirmó Moro, quien afirmó que tiene una "biografía que defender".
"No es la cuestión del nombre en la Policía Federal, hay otros buenos nombres, el gran problema es que habría una violación de una promesa que fue hecha de que tendría carta blanca, no habría causa y habría interferencia política en la fuerza", apuntó.
La oposición volvió a pedir hoy la renuncia de Bolsonaro y se sumaron pedidos al presidente de Diputados, Rodrigo Maia, para abrir el juicio político, justamente a cuatro años del inicio del impeachment que destituyó a Rousseff, cuando el hoy presidente reivindicó la tortura durante la dictadura militar y se hizo famoso ante el mundo.
El ex presidente Fernando Henrique Cardoso aseguró que Bolsonaro debe "renunciar antes de ser renunciado" para permitir que le país luche contra la pandemia de coronavirus.
La salida de Moro, considerado un "superministro" a partir de la fusión de los ministerios de Justicia y de Seguridad Pública a inicios del año pasado, representa una baja sensible para el gobierno.
Moro destacó que los gobiernos de Lula y de Rousseff no hirieron la autonomía de investigación de la Policía Federal, que fue la base de la Operación Lava Jato. (Télam)