Si el mundo no se hubiera descarrilado por causa de la incontenible propagación del covid-19, hoy se estaría completando la cuarta fecha del Regional del NOA. Es decir, quedarían 16 fines de semana para la gran final, en la que se definiría al campeón de 2020 y los clasificados de la región para el Torneo del Interior. Sin embargo, el estado actual de la situación hace suponer que ni en los pronósticos más fantasiosamente optimistas habrá acción competitiva antes de julio, por lo que sólo quedará la mitad del calendario para desarrollar toda la temporada, algo que desde ya suena imposible. No se pueden amontonar competencias así como así, por lo que desde ya se puede adivinar que algunas deberán ser recortadas, cuando no canceladas. Por caso, la UAR deberá decidir si continúa el desarrollo del Argentino Juvenil, trunco tras la primera fecha.

El tema fue motivo de consulta durante la Asamblea General Ordinaria de la Unión Argentina de Rugby. Sin embargo, desde el área competitiva de la entidad madre despejaron la cuestión por entender que sería irresponsable definir cuáles competencias se jugarán y cuáles no, hasta no tener una noción más clara sobre cuándo podría reiniciarse la actividad. De momento, ni siquiera es claro cuándo se flexibilizará la cuarentena obligatoria, paso previo necesario y bastante anterior a la habilitación de la actividad deportiva. Si se prevé el pico de contagio para la segunda quincena de mayo, parece difícil que las condiciones para una vuelta de la ovalada (incluso parcial y limitada) se produzcan antes de julio o incluso agosto.

Entonces, sobre la base del panorama actual, y teniendo en cuenta que todos los torneos regionales debían finalizar como máximo hasta el 1 de agosto, lo más probable es que deba efectuarse un desplazamiento en el organigrama, dando prioridad a las competencias locales, como el Regional del NOA. Los campeonatos nacionales dependerían de las fechas que queden disponibles entre el final de los regionales y el comienzo del segmento de seleccionados provinciales (Seven de la República y los torneos preparatorios). El Nacional de Clubes no presentaría mayores problemas, ya que su formato actual se redujo a sólo dos fechas por pedido de la URBA; el tema es que dos de sus cuatro participantes se clasifican desde el Torneo del Interior, que sí es más extenso (se juega desde principios de agosto hasta fines de octubre). Por ende, es probable que este último deba ser recortado en caso de que se decida celebrarlo de todos modos. Cabe recordar que hay compromisos televisivos de por medio, que tratarán de respetarse en la medida de lo posible. De momento, no están en riesgo las competencias cercanas a fin de año, como el Seven de la República, o los torneos nacionales de campeones juveniles como el “Veco Villegas” y el “Juan Monterrubio”.

Con respecto al rugby femenino, el calendario competitivo es bastante menos apretado, aunque también se verá afectado si se mantienen las fechas previstas para el Nacional de Clubes (3 y 4 de octubre). Tomando julio (en el mejor de los casos) como base de una hipotética vuelta a la actividad, sólo quedarían agosto y principios de septiembre para desarrollar la competencia local antes de dar paso al Regional para definir a los 12 clasificados del país al Nacional de Clubes. Por ende, a menos que este se postergue para fines de octubre o principios de noviembre, habrá bastante menos tiempo de juego para las chicas este año.