En unas semanas, el Carrillo -único centro sanitario de gestión pública de Yerba Buena- podría transformarse en un hospital de campaña en la lucha contra del virus SARS-CoV2, que provoca la enfermedad covid-19, comúnmente llamada coronavirus. Ante el probable colapso de los centros sanitarios de la capital provincial, el Gobierno de esa ciudad baraja la posibilidad de improvisar allí un centro de aislamiento. “Tenemos unos 10 consultorios nuevos, con especialidades. Los levantaríamos y haríamos salas especiales. Pero no contamos con suficientes camas”, advierte el intendente del municipio, Mariano Campero. Ante esa carencia, abriría una cuenta bancaria a fin de reunir fondos para adquirir equipamiento. De hecho, ya firmó un acta acuerdo con la fundación Dar, una ONG que fiscalizará el uso de esas donaciones.
El Carrillo tampoco posee salas de terapia intensiva, por lo que se acudiría a esta unidad únicamente para los casos de baja complejidad. El resto de los pacientes serán desviados al Centro de Salud o al Hospital del Este, los dos centros de referencia diseñados por el Ministerio de Salud de Tucumán, que conduce Rossana Chahla. De hecho, la ministra le ha garantizado a Campero la provisión de elementos técnicos y sanitarios.
Pero, ¿alcanzarán los médicos? Ese es otro punto a sortear. Según el intendente, se les pedirá los profesionales de todas las especialidades, excepto a aquellos que integran los grupos de riesgo, que se incorporen a la primera línea de batalla contra la pandemia. Además, afirma que se iniciará un proceso de incorporación de doctores.
La estructura edilicia también impone un desafío, porque deberán separar un sector mayoritario para el ingreso de los casos de coronavirus y otro para las atenciones ordinarias.