Se dice que dice que las personas tomamos en promedio unas 35.000 decisiones por día. Por supuesto, no somos conscientes del 99% de ellas (son procesos mecanizados por el cerebro) y sólo unas cuantas son relativamente importantes. Menos frecuentes aún son las trascendentales, esas que dan pie a cambios significativos en el orden establecido. A Nicolás Sbrocco le tocó encontrarse ante una de esas bifurcaciones del camino a principios de año, cuando le surgió la posibilidad de pasarse del rugby amateur al profesional. Claro que no siempre las cosas salen como uno las planea, y lo que menos se imaginaba el tercera línea de Universitario es que iba a llegar a abril de 2020 sin poder jugar ni un partido y aislado en Italia, hoy por hoy el país más golpeado por el covid-19.
Un futuro prometedor
Después de un 2019 en el que había jugado Americas Rugby Championship y Sudamericano 6 Naciones con Argentina XV (y ser convocado a Jaguares para un amistoso contra Uruguay), el tercera línea de Universitario era uno de los apuntados por Olimpia Lions, la ambiciosa franquicia de Paraguay para competir en la flamante Superliga Americana, el primer torneo profesional de rugby de Sudamérica. “Me llamaron mientras estaba de vacaciones con mi novia en Brasil. Un día antes de firmar me comentan que había una posibilidad de venir a Italia. Me interesaba porque yo tenía la intención de hacer la ciudadanía italiana, así que me mandaron el contrato ese mismo día y lo firmé sin dudar”, cuenta Nicolás cómo se gestó su llegada a CUS Perugia Rugby, su nuevo club.
Sin embargo, a partir de entonces comenzó una cadena de complicaciones, que parecían querer prevenir a Sbrocco de lo que se venía en Europa. “La primera vez no me dejaron subirme al avión porque me habían sacado un pasaje con fecha de vuelta superior a tres meses, que era el tiempo máximo que yo podía estar allá sin tener los papeles. Una semana más tarde vuelvo al aeropuerto y se cancelan los vuelos por tormenta eléctrica. Al final terminé viajando como cuatro días más tarde”, relata.
Al menos, la llegada a Perugia fue positiva. “Me recibieron muy bien. El club tremendo, mis compañeros de 10 también, muy atentos. Además me tocó vivir con un argentino, Martín Fontán, que es hooker de La Plata. Me facilitó mucho las cosas, me explicó todo y me dio una mano con el idioma, que por suerte no es tan difícil”, destaca Nicolás. El tema es que todavía faltaban un par de malas noticias por recibir
Actitud positiva
Sin jugar desde hacía como seis meses, Sbrocco estaba desesperado porque se completaran los trámites de la ciudadanía. Después de casi un mes de espera, finalmente llegaron los papeles. Y también llegó el covid-19 con toda su furia a Italia. “Cuando tuve la autorización para jugar suspendieron el torneo. Así que esta es mi primera experiencia como profesional: no pude jugar ni un partido”, dice sacando pecho, sin perder el buen humor. Es que Nicolás se lo toma con actitud positiva, algo que será necesario para sobrellevar la inactividad hasta mediados de año, cuando en principio se iniciaría la pretemporada.
“En Perugia, que es una ciudad, chica y muy bonita, la situación no es tan complicada como en otros lugares”, tranquiliza. “Aparte, el club se portó muy bien, nos dejó a Martín y a mí quedarnos en la casa el tiempo que necesitemos. Y acá gracias a Dios tenemos un lindo patio con pesas para hacer entrenamientos caseros. Además me compré una Play y me la paso leyendo, así que estamos haciendo una estadía bastante amena. Hasta acá, todo tranquilo. Cuando termine la cuarentena saldré a recorrer un poco, porque el virus este no me dejó ni salir a conocer”.