“No pedimos nada que no forme parte de nuestros derechos. Lo que queremos es volver a nuestro país como lo están haciendo los ciudadanos de todos los otros países del mundo a los que su país no les dio la espalda”. Con esas palabras inició su relato Guadalupe Roncedo,una tucumana que se encuentra con otros tres comprovincianos varada en Miami, tras el cerrar las fronteras nacionales y de la suspensión de los vuelos de repatriación.
El grupo de cuatro jóvenes -compuesto por Emilia Salas; por Lourdes Roncedo, por Federico Kreisel y por Guadalupe- se mudó el 9de diciembre del año pasado a la ciudad de Lake Tahoe, California, para concretar una experiencia laboral. Desde el inicio, el plan siempre fue volver los primeros días de abril, pero debido al avance de la pandemia por coronavirus cambiaron la estrategia y se abocaron a conseguir, a través de todos los medios posibles, un ticket de regreso al país lo antes posible. Sin embargo, incluso en ese momento, distintas aerolíneas privadas ya habían cambiado su política de venta y restringieron un sinfín de vuelos.
Luego de días de caos e incertidumbre por estar lejos de casa y no saber si podrían volver a sus hogares, lograron conseguir reprogramar la fecha de su vuelo para el 21 de marzo: Pero una vez más, los planes no salieron como esperaban, entre el último y los siguientes intentos, les cancelaron al menos unos seis vuelos.
Hoy, después de semanas, les solicitan a las autoridades que tomen medidas respecto de su situación y la de miles de argentinos que se encuentran varados en el exterior.
“El Gobierno no da información acerca de los vuelos de repatriación y LATAM, que es la aerolínea con la que teníamos pasaje, dijo que hasta mayo no van a volar. Nosotros hasta mayo no podemos esperar, queremos creer que antes de eso el Gobierno va a hacer algo. Hasta ahora se vienen portando pésimo con nosotros”, añadió Guadalupe.
A pesar de que el gobierno creó el “Programa de asistencia de argentinos en el exterior en el marco de la pandemia del coronavirus” en el cual se anticipó que se brindaría apoyo en el “hospedaje, alimentación, asistencia sanitaria y toda otra necesidad básica” a todos aquellos “que se encuentren en situación de vulnerabilidad”, estos jóvenes aseguran que en el día a día las cosas son muy distintas.
“Aquí el consulado no existe, no está abierto y nadie se comunicó con nosotros. Cualquier comunicación con las autoridades es en vano, nunca nos contestaron. Aquí vivir es caro, el gobierno lanzó un plan para ayudarnos supuestamente pero es mentira, no ayudan en nada, y encima te investigan como si estuvieras por sacar un préstamo millonario”, relató Lourdes Roncedo.
“Entendemos la decisión del presidente, pero necesitamos que nos entiendan a nosotros, no somos parte de un grupo de turistas inconscientes que se fueron del país después de que se declarara pandemia, nosotros intentamos volver al país desde el primer día que las cosas se pusieron feas, pero nos fue imposible porque nos cancelaron todas nuestras posibilidades de regreso”, explicó.
Por su parte, Milagros Gallardo, atravesó una situación similar hasta que decidió trasladarse hacia la ciudad de Chicago, donde unos familiares le ofrecieron hospedaje.
“Me vine porque sino la situación iba a seguir igual, nos pagábamos el hotel y la comida. Además todo el tiempo tenemos que extender nuestro seguro social porque no sabemos hasta cuándo vamos a seguir así. Si bien ahora estoy un poco más tranquila ya me hice a la idea que voy a estar al menos un mes más aquí”, contó.
Luego de haber pasado muchas noches sin dormir en aeropuertos, comentó: “el clima es muy feo, como la gente se quedó varada, muchos empleados de otras aerolíneas se compadecieron con la situación de la gente y les compran comida con su propia plata”.
“Es muy angustiante y frustrante porque no sabes en qué momento todo lo que tenías en plan se desarma. Confío en que se va a solucionar pero no creo que sea al corto plazo”, concluyó.