El crecimiento del interés por la nuez pecán, por parte de los productores, aceleró la necesidad de resolver un problema que desde hace algunos años se viene dando: la multiplicación de plantas que no corresponden a la variedad a la cual dicen pertenecer. Tal situación había sido detectada por un organismo integrado por técnicos del Instituto Nacional de Semillas (Inase), del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y por viveristas. Entre estos últimos, Jorge Palacios. “Esto no se dio por una estrategia de comercialización, sino por la pérdida de la trazabilidad de las variedades. Debido a ello, estamos formulando un proyecto de ley para reglamentar la producción de plantas de pecán, y para que se dé algún tipo de certificación”, explicó Palacios.

Añadió que esta problemática se fue dando a lo largo de una treintena de años, durante los cuales comenzaron a mezclarse las plantas con las que el INTA Campana abastecía a los viveros con otras, introducidas al país de manera no oficial. “Se generó un desorden bastante importante, a tal punto que había viveros -sobre todo, en Buenos Aires- que hacían muy buenas plantas, pero de cuya variedad no podían dar certeza. Estamos ‘retesteando’ genéticamente las plantas madre, para asegurarnos a cuál variedad corresponden. Y de ahí se liberaría nuevo material a los viveros del país, con algún tipo de certificación”, afirmó.

De todos modos, precisó que el vivero “Quebrada de Lules” cuenta con plantas que garantizan su pertenencia a una determinada variedad. “Nosotros multiplicamos plantas originales del INTA Campana. Tenemos a la vista las plantas yemeras, que están con frutos. Además, técnicos mexicanos especialistas en pecán corroboraron las variedades”, dijo. Y añadió que tienen identificadas qué variedades rinden mejor según se trate de zona húmeda o seca. “Son unas ocho a 10, que andan mejor”, precisó.