Hugo Eduardo Paz, de 25 años, lucha por su vida tras haber recibido un disparo en la cabeza. Ayer, alrededor de las 7, un grupo que se movilizaba en una camioneta utilitaria, lo atacó en la esquina de Alem y Bolívar. “Los médicos me dijeron que no podían hacer nada. Perdió mucha sangre y está muy grave”, contó muy angustiada Rosario Escalera, madre de Paz.
En circunstancias que aún se tratan de establecer, el grupo de desconocidos -según testigos, eran mujeres en mayoría- atacó al grupo en el cual estaba incluido Paz. “Huguito” es taxista, como su papá, Víctor Hugo Paz. La noche del viernes terminó su turno y salió a bailar con un amigo, Juan José Ardiles, de 29 años. Tras la fiesta, volvían a casa en un Renault Clio bordó y pararon a comprar cigarrillos en un quiosco de avenida Alem. El drugstore estaba concurrido, según una joven que presenció el momento en el que un grupo de agresores descendió de una camioneta utilitaria blanca (las versiones apuntaron a que se trataría de una Renault Kangoo o una Peugeot Partner) y comenzaron a atacar a los clientes del local.
“Fue un problema entre mujeres. En el quiosco había unas chicas comprando y las agresoras al parecer tenían problemas con ellas. No sabría si los heridos acompañaban a esas chicas o si los confundieron con miembros de ese grupo”, explicó una testigo que prefirió resguardar su identidad. La joven se acercó al hospital Padilla a contarles a los familiares de Paz y a LA GACETA que tras el ataque, ella y sus amigas corrieron a resguardarse de los tiros, pero que cree saber quién sería una de las agresoras.
Ardiles, por su parte, habría sido agredido a golpes por ocho personas. Terminó con un corte arriba de la ceja, y otras lesiones que no comprometían su vida. Recibió el alta médica en el Padilla.
Según consta en la denuncia, una mujer sería la que manipulaba el arma de fuego que hirió a Paz. Luego del ataque, los delincuentes se llevaron el Renault Clio en el que las víctimas habían llegado. El automóvil fue encontrado horas más tarde en Matheu y Próspero Mena. Según declaró el amigo de Paz a los uniformados, los autores del hecho buscaban a alguien en particular, y al ver al herido tendido en el piso, se dieron cuenta de que no se trataba de la persona que venían rastreando.
“Estamos determinando si los grupos no habían discutido previamente”, explicó el subcomisario Diego Paz, encargado de la División de Delitos Contra las Personas.
“Todos los días pasan estas cosas aquí, presenciamos la violencia a diario. Mañana (por hoy), que hay baile en el club CC, seguro somos noticia por otro caso”, resumió Macarena López, una vecina que llegaba a una peluquería de Alem y Bolívar.
Roxana Diarco, quien trabaja a metros de esa esquina, dio aviso a LA GACETA del caso que acababa de sacudir al barrio. “Esto estaba anunciado. Es el tercer caso que sufrimos este año, esta es una zona que tendría que tener policías las 24 horas, porque en todo momento pasan cosas terribles, basta con ver los antecedentes registrados”, manifestó la lectora, todavía impresionada por haber visto cuando la Policía marcaba un perímetro con cintas de seguridad en el lugar.
Hugo Eduardo paz
La familia del joven espera por un milagro
Hugo Eduardo Paz, además de trabajar junto con su padre con un taxi, es oriundo de Villa Amalia, tiene un hijo de ocho años y está en pareja con Gabriela Rosales. Sus familiares y amigos esperan un milagro, dada la gravedad de las lesiones que sufrió. “Huguito había perdido un ojo cuando tenía 17, un hombre le había tirado una pedrada. Después de eso tuvo dificultades para leer y terminó dejando la escuela. Sé que sufría porque tenía vergüenza de la prótesis que pudimos comprarle en ese momento”, recordó con dolor su padre, Víctor Hugo Paz. “Es el único hijo que tengo. Por lo que me dijeron los médicos no sé si podrá reponerse”, lamentó Rosario Escalera, madre del joven.