A Carlos Facundo Fabersani, de 23 años, lo asesinaron de un ladrillazo durante un asalto en el barrio Juan XXIII, también conocido como “La Bombilla”. Por el caso, la Policía detuvo a un sospechoso.
En la madrugada de ayer, el joven volvía de trabajar en moto. Su compañero, Iván Rivero, lo acompañaba en otra motocicleta. Los jóvenes eran empleados de una empresa de fumigaciones. Al llegar a Ejército del Norte al 1.200, dos delincuentes ocultos en un sector oscuro de la cuadra, salieron de su escondite y atacaron a Fabersani. Le partieron un ladrillo en la cabeza, le robaron el vehículo y sus pertenencias, y lo abandonaron a su suerte.
Desesperado, Rivero intentó auxiliar a su amigo pero uno de los agresores lo amenazó haciendo ademanes de poseer un arma de fuego. Según relató el testigo, la víctima convulsionó entre tres y cuatro veces hasta que un taxista se detuvo a auxiliarlos. Lo trasladaron al hospital Centro de Salud, donde falleció a las 6 por traumatismo encéfalo craneano.
“Estamos conmocionados en la Fiscalía por el tipo de lesión que le produjeron, y por la violencia que tuvo este delito”, manifestó el prosecretario Carlos Berarducci, quien se desempeña dentro de la Fiscalía de Homicidios I, a cargo de Adriana Giannoni.
“Ha sido particularmente muy complejo trabajar en esta zona. Se requirió mucho personal policial para poder avanzar pocos metros en busca de pruebas. La pista que tenemos es fuerte, se ha trabajado bien a pesar de los obstáculos, pero sí nos sorprende que el grado de violencia haya crecido, a tal punto que un motovehículo sea motivo para intercambiarlo por la vida de una persona”, relató el funcionario. Y agregó: “los vecinos nos manifestaron que es muy común que se cometa este tipo de delito, con un modus operandi similar en la zona”.
“El testigo se encontraba muy alterado y no tenía sentido que tuviera que revivir la situación, ya que realmente él también fue una víctima de todo. El grado de violencia fue demasiado alto, y él lo presenció minuto a minuto”, expreso el prosecretario con respecto a las declaraciones de Rivero.
Según pudo contarle el testigo, mientras su amigo convulsionaba en el piso, los atacantes se llevaban sus pertenencias. “Rivero dejó abandonada su moto para auxiliar a su compañero, se subió al taxi y lo llevó al Centro de Salud, eso muestra el grado de solidaridad que tuvo con la víctima”, resaltó Berarducci. Finalmente, reiteró que el chico seguía muy conmocionado y que seguirían escuchando su relato en otro momento.
La distintas facciones de la Policía, junto con el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF), fueron repelidos a pedradas cuando llegaron a “La Bombilla”, a pesar de ese contratiempo, un equipo de la División Homicidios a cargo del comisario Diego Bernachi logró encontrar la motocicleta de la víctima. El vehículo había sido incendiado.
Durante la tarde, se aprehendió a un chico de 16 años al que se señala de haber estado vinculado con la causa. La Policía lo puso a disposición del Juzgado de Menores y la Justicia determinó que quedara alojado en el Instituto Roca.
La investigación sigue abierta y la Policía espera poder dar con los responsables de un crimen que tiene antecedentes en esa zona.
Otro caso idéntico
José Domingo López, un colectivero de la línea 18 oriundo de Las Talitas, está internado en grave estado después de que lo atacaran de la misma forma que a Fabersani.
Según Jésica López, hija del chofer, su padre estaba yendo a trabajar en su moto Corven 110, alrededor de las 6 del domingo, cuando dos desconocidos salieron de atrás del contenedor que está ubicado en Ejército del Norte y Uruguay, y lo atacaron de un ladrillazo en la cabeza para robarle el vehículo.
Momentos después del incidente, una ambulancia del 107 trasladó a López hasta el hospital Padilla. La familia lo encontró 12 horas después del hecho en ese centro asistencial, porque hasta que no terminó su turno laboral no sospecharon lo que había pasado.
Al lograr localizarlo, decidieron trasladarlo al sanatorio del Norte, donde estaba internado en terapia intensiva.
“Habíamos quedado en comer un asado al mediodía y, como no volvía, nos preocupamos. Empezamos a preguntar en comisarías y hospitales, pero nadie sabía nada. Recién a las seis de la tarde nos enteramos de que estaba en el hospital Padilla”, relató su hija.
Respecto al estado de salud de López, su esposa Cristina Brizuela, confirmó que aún no está fuera de peligro. Hoy le harán una tomografía para tener mayores detalles acerca de cómo continúa su estado. “Está en terapia intensiva, no está nada bien. Abre los ojos pero no dice nada. Ni nos reconoce”, lamentó la mujer.
Su yerno, Víctor Hugo Figueroa, expresó que sienten mucha impotencia por lo sucedido. “La vida de un humano ya no vale nada para estos sinvergüenzas”. Y agregó: “mandamos nuestras condolencias a la familia Fabersani. Espero que se haga justicia por mi suegro y por el chico que murió”.
Vecinos
Por su parte, los residentes de la zona argumentaron que desde que pusieron el contenedor en la avenida Ejército del Norte, incrementó considerablemente la inseguridad.
“Siempre se juntan entre cinco y seis chicos alrededor del contenedor y, desde ahí, cometen los delitos”, indicó María Ruiz, una vecina que hablaba detrás de una puerta de reja que colocó para mayor seguridad.
“Realmente no me sorprendió lo que pasó ayer, todos los días se ven casos de delincuencia en esta zona”, aseguró con resignación.
Priscila Flores, otra vecina, también afirmó que el contenedor genera muchos problemas. “De cada cinco que van a tirar basura, le roban a tres. Tienen que sacar ese contenedor”, sentenció.