El primer recambio de vacaciones comienza a impactar en la redacción. Los que se van oscilan entre el cansancio que les han dejado un año largo y difícil y un enero intenso, y la ilusión del receso veraniego. Los que vuelven traen “las pilas cargadas” e ideas para aportarle al trabajo la originalidad y la energía que suelen disminuirse inevitablemente con la rutina en una tarea siempre necesitada de novedades, que a pesar de que constantemente obliga a salir de la zona de confort tiene sus altibajos. Los que llegan suelen decir que basta un día para entrar en carrera y los que se van dicen adiós mientras van dejando listas de recomendaciones y pedidos de tareas por definir. Al final del verano volverán a encontrarse, esperan, con la maquinaria al 100%.